martes, 13 de noviembre de 2012

El punto y sus variantes: pautas prácticas de uso

Tomados en su conjunto, estos signos de puntuación (punto y coma; dos puntos; puntos suspensivos; punto y seguido; punto y aparte; punto interrogante; punto admirativo) deberían utilizarse más que la coma, pero no es así. Probablemente por desconocimiento o por falta de reflexión, muchas personas (periodistas y escritores, entre ellas) escriben una coma tras otra en párrafos completos sin tener en cuenta dónde termina una idea y dónde empieza la siguiente, con lo que sus textos resultan siempre imperfectos y a menudo ininteligibles.

Las normas de puntuación son en gran medida universales, y existen reglas sencillas que nos ayudan a decidir qué signos de puntuación convienen para cada oración que deseemos escribir.  Veamos su uso.

Punto y coma (;)
Se dice que representa una pausa intermedia entre la coma y el punto y seguido, pero la distinción es tan mínima que muchas veces su elección depende del criterio de quien escribe. Sin embargo, nunca es intercambiable con los dos puntos (:). El punto y coma se emplea:
1.  Para sustituir a la coma en oraciones semejantes no enlazadas por conjunción:

Unos tendrán que viajar; otros descansarán mañana; algunos no querrán moverse; el caso es que todos deberán tomar una decisión.
(O también: Unos tendrán que viajar,  otros descansarán mañana y algunos no querrán moverse; el caso es que todos deberán tomar una decisión.)
 Ayer estuve en Sevilla; hacía un calor enorme.
(O también: Ayer estuve en Sevilla y hacía un calor enorme).

2. En una sucesión de nombres, adjetivos o complementos, sobre todo si ya existe alguna coma en cada elemento:

Carros  cargados con baúles, colchones y algunos muebles; mujeres con los niños de la mano; hombres arreando al rebaño, llevando a hombros a los borregos más débiles.

3. Para enlazar dos oraciones largas que comparten un mismo sujeto y carecen de otro nexo:

Las actrices de cine y televisión llevan una vida muy sacrificada, a pesar de las apariencias; se ven obligadas a renunciar a muchas cosas para mantener la fama.

4. Para separar oraciones que comparten el mismo verbo cuando este se suprime (elipsis):

Fran es empresario; Cecilia, abogada.
 Jorge está en la cárcel por robar coches; Elena, por atracar bancos; Luis, por firmar cheques sin fondos.

5. Entre dos oraciones complejas, cuando la segunda es consecuencia de la primera y va introducida por una locución adverbial (por tanto; por consiguiente; por eso; en fin…)

Estas tres casas tienen el mismo tamaño y comparten el jardín; por eso las vendemos al mismo precio.

6. Entre dos oraciones complejas, cuando la segunda va introducida por una locución adverbial o frase que sirva como conjunción adversativa (ahora bien; no obstante; sin embargo; el hecho es que; por el contrario…):

No quisiera, señor Berná, aburrirlo con tantos detalles técnicos; no obstante, debo ponerlo al corriente de lo que está sucediendo a sus espaldas.
 
Dos puntos (:)
Su uso es más limitado que el de otros signos de puntuación y nunca es equivalente a la coma ni al punto y coma. Después de los dos puntos se escribe con letra mayúscula en el caso del encabezamiento de las cartas, decretos, resoluciones, sentencias, etc., pero cuando a los dos puntos siguen palabras u oraciones separadas por coma, se escribe letra minúscula (véanse los distintos ejemplos citados más abajo). También se escribe con minúscula cuando la oración tras los puntos completa la anterior. En el caso de las citas textuales, empiezan con mayúscula o minúscula dependiendo de lo que se cita. En los títulos se recomienda, pero queda a criterio de quien escribe, el empleo de letra minúscula tras los dos puntos, mientras que en los epígrafes de libros se  empieza con letra mayúscula. Se emplean:

1. Tras el encabezamiento de una carta:

 Querido amigo:
 Estimado señor:
 A quien corresponda:

2.  Para anunciar o cerrar una enumeración:

Todo en ella es extraordinario: su vida, sus amigos, sus aficiones…
Antipático, irresponsable, despiadado: así es él.

3. Para anunciar una conclusión, sugerir  una consecuencia o dar una explicación:

 Eso es lo importante: que haya salvado la vida.
 No hay más remedio: debemos vender el coche.
 Aquí la vida es insoportable: más de 10.000 personas están abandonando la ciudad.

4. Para introducir una cita literal entrecomillada:
 Dijo Umbral: «Si usted se casa con mujer cantarina, ya tiene bastante».
Adviértase que en este caso tras los dos puntos se escribirá mayúscula o minúscula según lo exija la cita.

5. Detrás de locuciones como es más, sin rodeos, ahora bien, a saber, en otras palabras, dicho de otro modo, por ejemplo, verbi gratia…( en la mayoría de estos casos, se puede optar también  por la coma):
En muchos pueblos no se votó; en otras palabras: no se aceptó el programa. 
Es más: nadie saldrá vivo de aquí.

6. En textos jurídicos y administrativos después de verbos como certifica, dice, expone, suplica, etc.
Lo que sigue suele ir en párrafo aparte y son los únicos casos en los que se permite emplear los dos puntos seguidos de la conjunción que (solicita que; expone que; promete por su honor que…).

7. En títulos y epígrafes, para separar el concepto general del aspecto parcial que va a tratarse:

Literatura escrita por mujeres: dos escritoras románticas
Una novela picaresca de Quevedo: Vida del Buscón, llamado don Pablos


 Advertencia: Nunca es correcto escribir dos puntos entre una preposición y el sustantivo que introduce: La novela fue  escrita por [:] Mauricio Colmenero. En la reunión había representantes de [:] Bélgica, Suiza e Irlanda.

Puntos suspensivos (…)
Siempre son tres puntos  y, en general, se usan para dejar un discurso en suspenso, marcando una breve pausa. Se escriben pegados  a la palabra  que los precede y a continuación, según se necesite,  se pueden añadir coma, punto y coma, dos puntos, signos de admiración o de interrogación, pero nunca punto. Si los puntos suspensivos cierran un enunciado, la palabra que va a continuación se escribe con mayúscula inicial; en los demás casos se escribe con minúscula.  Su empleo es el siguiente:

1. Expresar estados de duda, temor, suspense…
No sé si llamar o no...  No sé qué hacer
Quería decirte… bueno, mejor otro día.

2. Para indicar la interrupción voluntaria de un enunciado por considerar que el lector lo conoce:
A buen entendedor…
Como dice el refrán, ojos que o ven…

3. Para insinuar sin escribir completas palabras malsonantes:
Pero qué c… es ese hombre.
Vete a la m…, ya no te aguanto más.

4. En sustitución de  etcétera (y nunca ambos) en las enumeraciones:
 A España vienen turistas franceses, italianos, alemanes…

5.  Cuando se desea dejar el enunciado incompleto y el sentido en suspenso:
 Ahora estoy hecha un asco, pero si me hubieras visto de joven…
Fue una enfermedad terrible; unos años llenos de amargura… No quiero seguir hablando de eso.

6. Entre corchetes […] indican la omisión de texto en la cita entrecomillada que se transcribe:

 «Porque las palabras que había oído hasta entonces […] no tenían ningún sentido».
Signos de admiración (¡!)  e  interrogación (¿?)
También llamados en tipografía puntos interrogantes y puntos admirativos, estos signos dobles marcan en la escritura el inicio y el final de una pregunta o exclamación, aunque el enunciado empiece antes:
Ana, ¿tú sabes si va a llover hoy? ¿Tú sabes si va a llover hoy, Ana?
Buenos días, Pedro, ¡qué gusto me da verte! ¡Qué gusto me da verte, Pedro, buenos días!
Cuando se acumulan varias oraciones interrogativas o exclamativas, no es necesario que empiecen con mayúscula, salvo la primera:
 ¿Vas a venir mañana?, ¿pasarás a recogerme?, ¿iremos al cine?
 ¡Cuántas mentiras!, ¡qué desilusión tan grande!, ¡cómo te odio!
 Adviértase que las oraciones van separadas con coma; de lo contrario tendrían que comenzar por letra mayúscula:
 ¿Vas a venir mañana? ¿Pasarás a recogerme? ¿Iremos al cine?
 ¡Cuántas mentiras! ¡Qué desilusión tan grande! ¡Cómo te odio!
 La Real Academia señala que hay oraciones interrogativas y admirativas a la vez, marcadas con signo de admiración al principio y de interrogación al final, o viceversa, y también con ambos signos al principio y al final:
 ¡Cómo te has atrevido?
 ¡¿Cómo te has atrevido?!
 No se escribe punto después de cerrar un signo de admiración o interrogación, pero si termina un enunciado, la palabra siguiente empezará por mayúscula:
No he conseguido entradas. ¡Qué le vamos a hacer! Iremos al cine otro día.
¿Qué quieres que haga? No sabía que pasaría eso.
A veces estos signos se intercalan entre paréntesis en el texto para expresar sorpresa, incredulidad o asombro. En estos casos, se emplean los signos de cierre  (!)  (?):
Ignacio se refería a su fidelidad (?) a la causa.
Dijo que había adelgazado 20 kilos (!) en una semana.

Punto y seguido; punto y aparte, y punto final
Estos signos de puntuación marcan, respectivamente, el final de un enunciado, de un párrafo y de un texto. La diferencia entre el punto y seguido y el punto y aparte no es siempre muy clara; suele intervenir la subjetividad de quien escribe. En términos generales, se marca con punto y aparte cuando se cambia de idea o asunto, mientras que se prefiere el punto y seguido cuando se desarrollan aspectos diferentes de una misma idea.
Las abreviaturas siempre llevan punto: Sr., Excmo., Ilmo. No se escribe punto detrás de los signos de interrogación y admiración, ni se añade a los puntos suspensivos.
Y punto final.


La lengua destrabada

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