domingo, 10 de diciembre de 2023

Palabras femeninas con artículos ‘el’ y ‘un’

Una amiga me ha preguntado cómo se debía decir: tengo mucho hambre o tengo mucha hambre. Mi respuesta ha sido que lo correcto es tengo mucha hambre porque la palabra ‘hambre’ es femenina. De igual modo que decimos o escribimos cuánta hambre hay por el mundo o maldita hambre.

Como norma general, los artículos (determinados: el/los; la/las; indeterminados: un/unos; una/unas) conciertan en género y número con los nombres a los que acompañan (la osa; el oso); el artículo neutro lo precede a los adjetivos neutros sustantivados (lo alegre; lo rojo). Pero hay un hecho excepcional que induce a error si no se presta atención: los sustantivos que comienzan por a (o ha) tónica  ―esto es, aquellos sustantivos cuya primera sílaba a o ha es la acentuada, lleve o no tilde atendiendo a las reglas existentes según sean agudos, llanos o esdrújulos―  van precedidos por los artículos el y un, que no son masculinos aunque lo parezcan, sino las formas históricamente femeninas provenientes de los femeninos latinos illam (que pasó a ela y después a el) y unam (que pasó a una y después a un). Por consiguiente, existen unas formas mayoritarias el y un masculinas (el sombrero; un piloto) y otras minoritarias femeninas (el habla; un alma; el hacha; un agua; el acta; un aula). Si se utilizan en plural, todos estos sustantivos femeninos que comienzan con a/ha tónica aparecen acompañados por los artículos las o unas: las hablas; unas almas; las hachas; unas aguas; las actas; unas aulas. En el caso de que entre el artículo y el sustantivo se inserte otro determinante o adjetivo, el artículo en singular también es la o una: la clara habla, pero el habla clara; un alma silenciosa, pero una silenciosa alma; el hacha afilada, pero la afilada hacha; un agua amarga, pero una amarga agua; un hada afectuosa, pero una afectuosa hada.

Constituyen excepciones a esta regla de uso de  el/un ante palabras que comienzan por a/ha tónica los nombres propios y apellidos de mujer, las letras del alfabeto, las siglas de género femenino (determinado por el de la primera palabra que aparece en su composición) y la ciudad de La Haya: ella era la Ana de sus sueños; no sabía que se trataba de una Álvarez; yo no pertenezco a la APA; la a redondeada; la hache de mi nombre; la alfa de ese título. Tampoco se emplean las variantes el/un del artículo femenino con sustantivos invariables en cuanto al género, puesto que en estos casos el artículo debe servir para distinguir el sexo de la persona: una árabe, la árabe; una ácrata, la ácrata. En lo tocante a las palabras derivadas o compuestas, esta regla no les atañe cuando ya no comiencen por a/ha tónica como lo hacía su originaria: el agua fría, pero la agüita fría; el agua marina o dulce, pero una aguamarina y una aguanieve; el hacha afilada, pero una hachuela afilada. Recuérdese asimismo que esta regla no es aplicable a los adjetivos, solo a los sustantivos: la áspera disputa; una amplia mayoría; la alta jerarquía.

Para concluir, parece necesario mencionar un error habitual: debe evitarse recurrir a demostrativos masculinos ante palabras femeninas en singular que empiezan por a/ha tónica. Lo acertado es decir o escribir esta aula y no este aula; esta área y no este área; esa hacha y no ese hacha; aquella acta y no aquel acta. Puesto que en la formación del plural no ocurre tal confusión, en caso de duda, pensemos en aquellas actas que se encuentran junto a esas hachas en estas aulas, mientras vemos volar a estas nuestras águilas. 




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