Una amiga me ha preguntado cómo se debía decir: tengo mucho hambre o tengo mucha hambre. Mi respuesta ha sido que lo correcto es tengo mucha hambre porque la palabra ‘hambre’ es femenina. De igual modo que decimos o escribimos cuánta hambre hay por el mundo o maldita hambre.
Como norma general, los artículos (determinados:
el/los; la/las; indeterminados: un/unos; una/unas) conciertan en género
y número con los nombres a los que acompañan (la osa; el oso); el artículo neutro lo precede a los
adjetivos neutros sustantivados (lo alegre;
lo rojo). Pero hay un hecho excepcional que induce a error si no se presta
atención: los sustantivos que comienzan por a
(o ha) tónica ―esto es, aquellos sustantivos cuya primera
sílaba a o ha es la acentuada, lleve o no tilde atendiendo a las reglas existentes
según sean agudos, llanos o esdrújulos― van
precedidos por los artículos el y un, que no son masculinos aunque lo
parezcan, sino las formas históricamente femeninas provenientes de los
femeninos latinos illam (que pasó a ela y después a el) y unam (que pasó a una y después a un). Por consiguiente, existen unas formas mayoritarias el y un
masculinas (el sombrero; un piloto)
y otras minoritarias femeninas (el habla;
un alma; el hacha; un agua; el acta; un aula). Si se utilizan en plural, todos
estos sustantivos femeninos que comienzan con a/ha tónica aparecen acompañados por los artículos las o unas: las hablas; unas almas;
las hachas; unas aguas; las actas; unas aulas. En el caso de que entre el
artículo y el sustantivo se inserte otro determinante o adjetivo, el artículo
en singular también es la o una: la
clara habla, pero el habla clara;
un alma silenciosa, pero una silenciosa alma; el hacha afilada, pero la afilada hacha; un agua amarga, pero una
amarga agua; un hada afectuosa, pero
una afectuosa hada.
Constituyen excepciones a esta regla de uso
de el/un
ante palabras que comienzan por a/ha tónica los nombres propios y apellidos de
mujer, las letras del alfabeto, las siglas de género femenino (determinado por
el de la primera palabra que aparece en su composición) y la ciudad de La Haya:
ella era la Ana de sus sueños; no sabía que se trataba de una Álvarez; yo no pertenezco a la APA; la a redondeada; la hache de mi nombre; la
alfa de ese título. Tampoco se emplean las variantes el/un del artículo femenino con sustantivos invariables en cuanto
al género, puesto que en estos casos el artículo debe servir para distinguir el
sexo de la persona: una árabe, la árabe;
una ácrata, la ácrata. En lo tocante a las palabras derivadas o compuestas,
esta regla no les atañe cuando ya no comiencen por a/ha tónica como lo hacía su originaria: el agua fría, pero la agüita fría;
el agua marina o dulce, pero una aguamarina y una aguanieve; el hacha afilada, pero una hachuela afilada.
Recuérdese asimismo que esta regla no es aplicable a los adjetivos, solo a los
sustantivos: la áspera disputa; una
amplia mayoría; la alta jerarquía.
Para concluir, parece necesario mencionar un error
habitual: debe evitarse recurrir a demostrativos masculinos ante palabras
femeninas en singular que empiezan por a/ha
tónica. Lo acertado es decir o escribir esta
aula y no este aula; esta área y no este área;
esa hacha y no ese hacha; aquella acta
y no aquel acta. Puesto que en
la formación del plural no ocurre tal confusión, en caso de duda, pensemos en
aquellas actas que se encuentran junto a esas hachas en estas aulas, mientras
vemos volar a estas nuestras águilas.
|
Muy ilustrativo y muy didáctico. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias, bisílaba. Me alegra que te haya interesado.
ResponderEliminar