martes, 7 de noviembre de 2023

Paseando por Chicago


El nombre actual de esta ciudad tiene una procedencia incierta. Lo más probable, al parecer, es que se trate de una adaptación a su oído, efectuada por los primeros colonizadores franceses, de la palabra original con que conocían la zona sus habitantes, los indios potawatomi. Se asienta en el área de los Grandes Lagos, en la orilla suroeste del inmenso lago Michigan, y soporta un clima continental húmedo: los vientos árticos provocan grandes nevadas invernales y lluvias abundantes en primavera y otoño, pero también en el verano, que es bastante corto, aunque no faltan los días de pegajoso calor húmedo. Es la ciudad más grande del estado de Illinois y la tercera de Estados Unidos, después de Nueva York y Los Ángeles. Se la suele apodar «la Ciudad de los vientos» no solo por los muchos intempestivos que allá soplan, sino debido a las decisiones calientes y bruscas ―esto es, ventoleras― con que la gobernaba su clase dirigente durante el siglo xix.

En la actualidad, Chicago es una urbe moderna y cosmopolita, repleta de lugares interesantes que visitar. Se la considera la cuna de los rascacielos, entre los que se encuentran altísimos edificios de piedra caliza que recuerdan a las catedrales europeas y otros espectaculares de acero y vidrio. Cuenta con multitud de parques y zonas verdes, museos internacionales y un sistema de transporte público fiable para desplazarse por el centro. El río que la atraviesa se llama Chicago, como la ciudad, es navegable y está bordeado de jardines y paseos muy agradables. Tampoco se debe olvidar su historia de gánsteres durante las primeras décadas del siglo pasado (el más famoso, Al Capone, contra el que luchó Eliot Ness y su escuadrón conocido como Los Intocables); ni que es el origen de la mítica Ruta 66 (The Mother Road) que, cruzando varios estados, lleva hasta Los Ángeles en California.

Los hoteles del centro suelen ser caros durante todo el año si no se encuentra una oferta para reservar la estancia con bastante antelación, pero tienen la ventaja de que permiten conocer lo más importante de la ciudad a pie partiendo de una organización eficiente. Y es aconsejable tomar en algún momento el metro en su tramo central, conocido como The Loop porque se trata de un trayecto elevado de forma rectangular que recorre el distrito financiero desde Lake St. (extremo norte) hasta Wells St. (extremo oeste). Todo el entorno urbano que circunda el metro también se conoce como The Loop. No se espere, sin embargo, un metro limpio y moderno como el de Madrid, por ejemplo, sino más bien un sistema anticuado y bastante destartalado semejante al neoyorquino en el que, a pesar del clima desfavorable, muchas estaciones están  al aire libre. Pero sale en tantas películas el entramado metálico que sostiene las vías elevadas por las que circulan los vagones y son tan curiosas las vistas de las calles desde arriba que la mayoría de los visitantes disfrutan de la experiencia de viaje.

A grandes rasgos, Chicago se divide en cuatro zonas bien diferenciadas. Al norte del río Chicago se levantan los barrios que constituyen el North Side: entre los imponentes rascacielos que allí se alzan, destaca la Torre Hancock por ofrecer, previo sustancioso pago, vistas panorámicas de la ciudad desde su azotea abierta, si la niebla no lo impide. El Lincoln Park es una zona verde cuidada y agradable por la que merece la pena pasear hasta llegar al Navy Pier, con su abundante oferta de restauración y ocio. El corazón histórico y financiero de la ciudad es la zona conocida como Downtown. Allí se encuentran algunos de los primeros rascacielos de piedra y ladrillo levantados en el país, el Art Institute de Chicago, la Torre Willis y el Millenium Park, donde resulta imprescindible acercarse a la original escultura curvada de acero, conocida por su forma como The Bean, a cuyo alrededor siempre hay congregada una multitud de curiosos que se miran en sus paredes brillantes, buscando su imagen repetida en infinidad de tamaños y perspectivas. También en el Millenium Park está la Crown Fountain, obra interactiva diseñada por un artista español que hace las delicias de los niños y no tan niños en verano. Entre North Side y Downtown, el tramo de la Michigan Avenue que va desde el río Chicago hasta Oak Street recibe el nombre de Magnificent Mile por sus edificios suntuosos, sus tiendas de lujo y las espectaculares plantas que adornas en enormes arriates aceras y medianas. La parte sur de la Michigan Avenue constituye la zona conocida como South Loop y en ella abundan los edificios históricos, como la estación de ferrocarril Dearborn,  museos de arte como el Field y salas de blues y jazz. También está el Grant Park a las orillas del lago, con sus enormes prados y multitud de instalaciones para practicar diversos deportes o simplemente pasear. En el South Side abundan los barrios residenciales en torno al Hyde Park, está la Chicago University y también el Illinois Institute of Technology.

La oferta culinaria de Chicago es amplia y capaz de satisfacer todos los gustos y bolsillos. Dentro de la comida rápida, destacan las deep-dish pizzas típicas de Giordano’s, las hamburguesas, el pollo frito y la multitud de platillos mexicanos que se pueden degustar en las variadas cantinas y restaurantes. Y no hay que esforzarse en pedir en inglés, pues en cuanto te escuchan hablar español, rápidamente te atienden en esta lengua sin problemas. Es asombrosa la cantidad de español que escuchamos incluso cuando viajamos a sitios pequeños de los Grandes Lagos en Illinois…

Este último viaje a Chicago tuvo un motivo muy especial: la boda de mi hijo. Fueron unos días estupendos en los que disfrutamos de la ciudad y conocimos a la familia de la novia. Ahora el matrimonio se ha mudado a la soleada California. Pronto los visitaremos, si la vida nos sigue sonriendo.




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