Un titular leído en un periódico me coloca ante la pantalla en blanco del
ordenador para escribir sobre el uso del subjuntivo que, junto con el
indicativo y el imperativo, son los tres modos verbales distinguibles en
nuestra lengua castellana según el consenso actual de los gramáticos. ‘Modo’ es
la categoría gramatical que, en la conjugación verbal, informa sobre la actitud
de quien se expresa hacia lo expresado.
El
titular de periódico en cuestión es el siguiente: «Eduardo Mendoza lamenta que
la situación catalana “es un lío que por fuerza tiene que acabar mal”». No, no
hay ningún verbo conjugado en modo subjuntivo en este enunciado, pero ¿debería
haberlo?
En
líneas generales, el subjuntivo se describe como el modo de la no realidad, de
la incertidumbre, de la subjetividad, de lo futurible, frente al indicativo,
que es el modo propio de la realidad, de la certeza, de lo objetivo, de lo
actual o lo seguro.
En
oraciones independientes, se usa el verbo en subjuntivo cuando van introducidas
por un elemento (conjunción, locución conjuntiva: que, si, con tal que…) que dé a entender un verbo principal
elidido: Que duermas bien. Si yo te
contara. Con tal que me admitan.... También aparece el modo subjuntivo cuando
el introductor de una oración independiente es el adverbio de deseo ojalá: Ojalá se acabe pronto la sequía. En
el caso de otros adverbios de posibilidad como quizá, tal vez, posiblemente, seguramente…,
puede aparecer el verbo en modo subjuntivo (Quizá vayamos a bailar. Tal vez lleguemos tarde. Posiblemente nieve), pero
también en modo indicativo y tiempo futuro (Quizá
iremos a bailar. Tal vez llegaremos tarde. Posiblemente nevará). Cuando
estos últimos adverbios se colocan detrás del verbo, el modo siempre es indicativo,
sea futuro imperfecto o perfecto: Habrá
nevado posiblemente. Iremos a bailar tal vez. Habremos llegado tarde quizá. Hay
además adverbios y locuciones adverbiales de duda o probabilidad que exigen siempre el verbo en modo
indicativo, sea en presente, futuro o pasado, como a lo mejor y el coloquial igual empleado en España: A
lo mejor tiene hambre. Igual no te habrá conocido. A lo mejor fueron al cine.
Con el
modo subjuntivo se construyen las formas negativas del imperativo (No comas deprisa. No viajen a Roma. No terminemos
aún la reunión) y el resto de personas que no son la segunda de tuteo (tú; vosotros): Vaya usted a esa oficina.
Vuelvan ustedes mañana. Salgamos de la casa todos juntos. También utilizan
verbo en modo subjuntivo oraciones que son fórmulas sociales de deseo, a veces
negativo: Que te mejores. Maldito sea su
nombre. Descanse en paz. Allá se las componga él solo. Hágase su voluntad. Así
se te seque la boca. Asimismo, utilizan siempre el verbo en modo subjuntivo
las construcciones duplicadas mediante las cuales se expresa indiferencia o
voluntad cierta de realizar una acción a pesar de los inconvenientes (Vayas donde vayas, alguien te reconocerá.
Digan lo que digan, no cambiaré de opinión) y ciertas estructuras fijas,
habituales en la lengua: Como usted
quiera. Como te parezca. Como tú digas. Que yo sepa. Que yo recuerde.
El hecho de que el modo
subjuntivo no enuncie la acción del verbo como real y objetiva, sino
dependiente de la subjetividad de quien se expresa, determina que sus tiempos sean todos relativos y los nombres no
se correspondan exactamente con sus significados: el presente ―escriba―, por
ejemplo, también es futuro. Si decimos No
pienso que Olga escriba bien, es evidente que el acto de ‘escribir’ se
refiere al momento actual; sin embargo, si decimos: Espero que Olga escriba desde México, ese ‘escribir’ podría ser una
acción presente o futura. El presente de subjuntivo suele depender de otro
verbo en presente, pretérito perfecto o futuro: Quiero que escribas (he querido; querré; habré querido), pero
también puede ser independiente y expresar deseo o duda: ¡Viva el rey! Tal vez no venga. En la lengua literaria, a veces se
utiliza el presente de subjuntivo en oraciones subordinadas como sustitución
del presente o futuro de indicativo a fin de añadir un matiz de incertidumbre o
expectación: Los aplausos que arranquen (arrancarán)
medirán su éxito. Desconozco si tengan (tienen, tendrán) agua en este país para
apagar tanto incendio. Asimismo, el presente de subjuntivo sustituye al
futuro de indicativo en oraciones temporales: Cuando estés en la playa, acuérdate de mí. Luego que salgas, cierras
con llave.
El pretérito imperfecto, con
sus dos formas ―escribiera y escribiese―, se corresponde con tres
tiempos simples del indicativo: pretérito imperfecto, pretérito indefinido y
condicional simple. La acción que enuncia puede ser presente, pasada o futura: Le exigí que llegara ayer; le exigí que llegara hoy; le exigí que llegara
pasado mañana. En cada caso, el sentido temporal quedará determinado por el
contexto y la intención del enunciante. Debe tenerse en cuenta, además, que las
dos formas del pretérito imperfecto no siempre son equivalentes. La forma -ra puede utilizarse a veces con el
mismo sentido que el condicional: ¡Quién
lo pensara de ella! significa lo mismo que ¡Quién lo pensaría de ella! No es admisible, sin embargo, ¡Quién lo pensase de ella! Puede
emplearse además en fórmulas de cortesía: Quisiera
hablar con usted. Aunque debilitada, se conserva en la literatura, pero no
en la lengua hablaba, la antigua utilización de la forma -ra como equivalente del pluscuamperfecto de indicativo: La recordaba como aquella abogada estudiosa que
lograra (había logrado) premio extraordinario tras defender la tesis. Pero el
uso de la forma -ra en sustitución
del pretérito indefinido de indicativo que a veces aparece también en textos
literarios o periodísticos es ajena a la tradición de nuestra lengua y debe
evitarse: Toda la prensa recoge la
insólita rueda de prensa que ayer diera (mejor, dio) en Bruselas el president
catalán cesado Puigdemont. En ambos casos, su uso se suele limitar a
oraciones introducidas por un relativo. Cuando aparece en una oración no
subordinada, el pretérito imperfecto, como el presente de subjuntivo, expresa un
deseo cuyo cumplimiento es incierto o una duda hacia el pasado o el futuro: Ojalá aceptaran mi propuesta. Tal vez Ana cantara
ayer. Mañana quizá ella no estuviese presente. Si se trata de oraciones
subordinadas, el verbo en pretérito imperfecto de subjuntivo suele depender de
otro verbo en pretérito indefinido, pretérito perfecto, pretérito anterior o
pluscuamperfecto, o también de un condicional simple o compuesto: Te pedí (pedía, pediría, había pedido,
habría pedido) que me llamaras o llamases.
El pretérito perfecto ―haya escrito― enuncia una acción acabada
en un tiempo pasado o futuro: Lamenta que
ella se haya marchado tan pronto (pasado); Deseo que se haya marchado cuando yo vuelva (futuro). Se
corresponde con el pretérito perfecto y el futuro perfecto de indicativo, y en
oraciones suele aparecer subordinado al presente y al futuro de indicativo: Me arriesgo a que haya incendiado la viña.
Me arriesgaré a que haya incendiado la viña.
En el subjuntivo, el pretérito pluscuamperfecto ―hubiera o hubiese escrito― expresa las mismas relaciones temporales que el
pluscuamperfecto y el condicional en el modo indicativo: una acción pasada
respecto a otra también pasada: No recordaba
que hubiera habido una inundación ese año. También sirve para formular un
matiz de posibilidad en el pasado: Quién
lo hubiese soñado entonces. De este último ejemplo se deduce que, a veces, el
pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo es intercambiable con el condicional
compuesto: Quién lo habría soñado
entonces. En oraciones, suele aparecer subordinado a un tiempo pasado de
indicativo, un condicional simple o compuesto, u otro pluscuamperfecto con
valor de condicional compuesto: Muchas
nos quejamos (quejábamos, habíamos
quejado, quejaríamos, habríamos quejado, hubiéramos quejado) de que las
hubieran expulsado.
El futuro imperfecto
―escribiere― enuncia una acción no acabada en presente o en futuro. Hoy
solo se usa en la lengua literaria y en frases hechas conservadas en el habla
coloquial: Sea lo que fuere. Venga de
donde viniere. Adonde fueres, haz lo que vieres. Se conserva también en
lenguaje jurídico arcaizante: El
reglamento no tendrá efecto retroactivo si no se dispusiere lo contrario. Por
último, se recurre al futuro perfecto ―hubiere escrito―
para plantear una acción acabada en el futuro con relación a otra acción
también futura: Si en un año no hubiere
llegado el barco, denlo por naufragado. Los dos futuros de subjuntivo se
utilizaron hasta el siglo xviii,
aunque siempre limitados a oraciones de sentido condicional. En la actualidad,
menos en escritos de carácter solemne y disposiciones oficiales, se sustituyen por
el presente de indicativo o el presente de subjuntivo, en el caso del futuro
imperfecto (si no se dispusiere, si no se
dispone), o por el pretérito perfecto de indicativo, en el caso del futuro
perfecto (si no hubiere llegado, si no ha
llegado).
De lo expuesto sobre sus
tiempos verbales, se desprende que en español el modo subjuntivo tiene un
amplio uso en oraciones subordinadas. Y contra lo que se suele sostener, no
siempre existen diferencias apreciables de significado cuando la construcción
sintáctica permite elegir entre modo subjuntivo o indicativo: No sé si venga mañana Pedro frente a No sé si vendrá mañana Pedro. Sin
embargo, las más de las veces la elección de modo determina el significado que
se pretende transmitir: Ana no cree que
Juan vino ayer (certeza), frente a Ana
no cree que Juan viniera ayer (dudosa perspectiva).
Existe posibilidad de
alternancia de modo en oraciones
subordinadas sustantivas dependientes de verbos que expresan
desconocimiento o incertidumbre (ignorar,
desconocer, sospechar): Desconocía que había muerto ayer, frente a Desconocía que hubiera muerto ayer, o Sospecho que es más inteligente de lo que
aparenta, frente a Sospecho que sea
más inteligente de lo que aparenta. Puede asimismo existir alternancia de
modos en oraciones dependientes de predicados negativos que expresan
conocimiento (averiguar, creer, darse
cuenta, notar, saber…) o de verbos de habla (comunicar, decir, indicar): No
cree que es sincero, frente a No cree
que sea sincero, o No dice que es
sincero, frente a No dice que sea
sincero. En oraciones interrogativas, estos mismos verbos mantienen la
alternancia modal: ¿Crees que haya
conseguido el trabajo? frente a ¿Crees
que ha conseguido el trabajo? El uso del subjuntivo marca la distancia de
quien se expresa acerca de la objetividad o certeza de la aseveración. El verbo
parecer admite también alternancia de
indicativo o subjuntivo en oraciones subordinadas en función de atributo: Parece que es miope, frente a Parece que sea miope, e incluso en
construcciones negativas o interrogativas: No
parece que es miope, frente a No
parece que sea miope; ¿Te parece que Inés es miope? frente a ¿Te parece que Inés sea miope? En
construcciones de lo + adjetivo + es + que,
se recurre al modo indicativo cuando se ofrece información nueva, y al
subjuntivo, cuando se trata de información ya conocida: Lo bueno es que no necesitamos el crédito, frente a Lo bueno es que no necesitemos el crédito. Semejante
doble opción modal admite la construcción eso
de + oración subordinada: Eso de que
canta ópera me interesa, frente a Eso
de que cante ópera me interesa. Con verbos de percepción física o mental (imaginar, suponer, admitir, conceder,
aceptar…) se puede usar modo indicativo o modo subjuntivo cuando en la
oración principal hay un inductor negativo: No
admito que roban casas, frente a No
admito que roben casas o Pongamos que
me declaro hoy, frente a Pongamos que
me declare hoy. Por lo que respecta al verbo esperar, solo es posible la alternancia entre indicativo y
subjuntivo cuando la acción del verbo de la oración subordinada es futura: Aurora espera que operarán a su hermana, frente
a Aurora espera que operen a su hermana, o
incluso Aurora espera que operaran a su
hermana.
Sin embargo, verbos de
valoración intelectual o emocional (gustar,
angustiar, dar miedo o risa, sueño o asco, sentir, lamentar, alegrarse,
sorprenderse), de deseo (querer,
desear, preferir), de petición (pedir,
rogar, solicitar), de mandato, permiso o prohibición (ordenar, exigir, dejar, conceder, permitir, prohibir, impedir), de
consejo (aconsejar, advertir, recomendar)
exigen modo subjuntivo en las oraciones subordinadas sustantivas
introducidas por que: Me alegra que hayas
venido. Lamentó que no estuviera presente. Te prohíbo que salgas hoy. Nos
aconsejaron que nos vacunáramos pronto. No te impido que comas chocolate. Hay
además un numeroso grupo de adjetivos de valoración intelectual o afectiva (absurdo, bello, curioso, extraordinario,
fácil, justo, lógico, mejor, peligroso, preferible, útil…) que, al
desempeñar la función de atributos, imponen el subjuntivo en la oración
subordinada sustantiva de sujeto: Es
absurdo que mientas tanto. Era curioso que comiera tan despacio. Es mejor que
madruguemos todos. Por último, hay un número de verbos empleados para
expresar posibilidad, necesidad o conveniencia que, en construcción impersonal
con una oración subordinada sustantiva, exigen el modo subjuntivo: Puede que nieve. Falta que lleguen. Costará
que lo comprenda. Conviene que saludes a todos.
Por lo que respecta a las oraciones subordinadas adjetivas (las
de relativo), se recurre al verbo en modo subjuntivo en las especificativas
cuando se desea expresar cierto matiz de desconocimiento o incertidumbre, esto
es, falta de aserción: Te regalaré el
libro que sea más caro, frente a Te
regalaré el libro que es más caro; Ella firma todos los documentos que le entregan,
frente a Ella firma todos los
documentos que le entreguen. Es obligatorio el modo subjuntivo en las oraciones
de relativo especificativas cuando el antecedente es negativo o de exclusión y
cuando el verbo de la oración principal expresa exigencia, mandato o deseo: No hay gatos que tengan cinco patas. Apenas
existen películas que se ocupen de ese asunto. Compraremos una casa que tenga jardín. Se solicita cantante que hable
francés. Pueden venir los que quieran. En el caso de las oraciones de
relativo en contextos comparativos de modo, esto es, en construcciones en las
que el antecedente va precedido por el adverbio como, puede existir alternancia entre indicativo y subjuntivo
cuando la comparación manifiesta cierto matiz metafórico o ponderativo: Andrés reaccionó como un hombre que se
hubiera vuelto loco, frente a Andrés
reaccionó como un hombre que se había vuelto loco; Lloro como una madre que
haya perdido a su hijo, frente a Lloro
como una madre que ha perdido a su hijo. Un comportamiento modal semejante
se observa en las oraciones relativas especificativas dependientes de verbos
cuyo significado presenta matiz comparativo: Parecía una momia que hubiera salido de su sarcófago, frente a Parecía una momia que había salido de su
sarcófago. Se le antojaba una rana que reinara en su charca, frente a Se le antojaba una rana que reinaba en su
charca. En lo tocante a las construcciones en las que la oración de
relativo está sujeta a un superlativo relativo (mejor/peor; mayor/menor; más que/menos que; máximo/mínimo o primero/último; único o principal), existe alternancia de modo indicativo o subjuntivo dependiendo de
la concreción o restricción que se pretenda establecer con la oración relativa:
las posibilidades de recurrir al subjuntivo frente al indicativo aumentan a
medida que se amplía o se vuelve menos específico el ámbito de comparación: Es el árbol más alto que puedes contemplar, frente
a Es el árbol más alto que puedas
contemplar. El verbo poder otorga
a la oración de relativo un valor eventual y universaliza la comparación. En
cambio, no es posible la alternancia de modos en oraciones como Es la primera profesora que nos está (y no esté)
enseñando teoría del feminismo o Me regaló el peor vestido que tenía (y
no tuviera) en su armario. Ciertos adverbios y locuciones adverbiales (en todo el mundo; nunca; jamás; en mi/su
vida…) actúan como globalizadores y pueden aparecer en correlación con el
subjuntivo: Isla de Pascua es el lugar
más mágico que exista en el mundo entero, frente a Isla de Pascua es el lugar más mágico que existe en el mundo entero.
Este es el libro más largo que jamás haya leído, frente a Este es el libro más largo que jamás he
leído.
En la gramática clásica se
recoge un tipo de oración de relativo particular, llamada ‘relativa final’, que
se caracteriza por expresar el efecto que se pretende conseguir con lo
enunciado en la oración principal o por el antecedente de la relativa. Este
antecedente suele ser indefinido (nada,
nadie, algo, alguien…) o no aparecer, y el verbo de la oración principal
con frecuencia expresa posesión o existencia, adquisición, transmisión o
voluntad (tener, haber, comprar, obtener,
dar, querer, buscar…): No tiene quien la quiera. Nada habrá que me sujete. Nos
dará unos libros que nos entretengan. Buscaré algo que nos ayude a salir. En
alguno de los ejemplos citados, se podría emplear el modo indicativo, pero se
perdería el matiz de finalidad que se consigue con el subjuntivo: Nos dará unos libros que nos entretienen. En
este caso, con el indicativo se designa un hecho real, un contenido verdadero
que se limita a complementar al antecedente (libros).
Pasando ahora a las oraciones subordinadas adverbiales, se
puede afirmar de este amplio conjunto (temporales, locativas, modales,
comparativas, concesivas, causales, consecutivas, finales, condicionales) que,
como norma general, es la conjunción o locución conjuntiva introductora la que
impone el modo verbal. Muchas de ellas no admiten más que un modo verbal, pero
otras se prestan al empleo de indicativo o subjuntivo: Había querido verme antes de que terminara la semana. Julia le saludó
de manera que no llamara/llamó la atención de nadie. Además, como en el
resto de las oraciones analizadas, el uso de indicativo o subjuntivo está
sujeto al grado de asertividad que quien se expresa otorga a lo expresado en la
subordinada adverbial. Las oraciones
temporales (introducidas por cuando, a medida que, antes de que, apenas,
así que, en cuanto, hasta que, luego que, mientras…) recurren siempre al modo subjuntivo cuando lo que se expresa en la
subordinada va a ocurrir en el futuro: Te
lo diré cuando vengas, frente a Te lo
dije cuando viniste. Se lo encontrará apenas llegue, frente a Se lo encontró apenas llegó. Ana escuchaba
música mientras la niña dormía, frente a Ana escuchará música mientras la niña duerma. Habríamos avisado así que
hubiéramos llegado, frente a Habíamos
avisado así que hubimos llegado. Las oraciones
locativas (introducidas por donde),
las modales (introducidas por como, conforme, según, tal y como…) y, dentro de las comparativas, las estructuras denominadas proporcionales (cuanto,
su femenino y sus plurales + más/menos + sustantivo/adjetivo/adverbio
+ más/menos) se construyen siempre
con modo subjuntivo cuando el tiempo de referencia es el futuro: Como donde es más barato, frente a Comeré donde sea más barato. Lo hicimos como tú dijiste, frente a Lo haremos como tú digas. Cuanto menos
trabajes, más te endeudarás, frente a Cuanto
menos trabajas, más te endeudas. Cuantas más casas vendas, mejor le irá a la
empresa, frente a Cuantas más casas
vendiste, mejor le fue a la empresa. Por lo que atañe a las oraciones concesivas (introducidas por aunque, a pesar de que, aun cuando, por
mucho que, por más que, pese a que…),
predomina el modo indicativo cuando se cumple lo enunciado en el verbo de
la oración principal a pesar de lo indicado en el verbo de la subordinada: Aunque duermo poco, no estoy cansada. Cuando
se añade un matiz de subjetividad que reduce la asertividad en presente, futuro
o pasado, aparece el modo subjuntivo: Aunque
haya dormido poco, no estoy cansada. Aunque duerma poco, no estaré cansada.
Aunque hubiera dormido poco, no estaría cansada. Algunas locuciones
conjuntivas se emplean primordialmente con modo subjuntivo: Por mucho que coma no engorda. Por más que
madruguemos siempre llegamos tarde. Las oraciones causales (introducidas por porque, a causa de que, como, en vista de que, pues, puesto que, ya
que…) suelen requerir modo
indicativo, a no ser que exista negación en el verbo o aparezca un matiz de
probabilidad o incertidumbre: Tú te lo
comes porque te gusta, frente a Tú no
te lo comes porque te guste. Como caben los zapatos, no necesito más cajas, frente
a Como no quepan los zapatos, necesitaré
más cajas. Semejante a las causales con negación en sentido y empleo de
modo subjuntivo sería la construcción
con es que duplicado: No es que me guste, es que me encanta. No es
que Ana esté muy delgada, es que está esquelética. En cuanto a las oraciones consecutivas (introducidas
por así que, pues, conque, luego, por
tanto, de modo/manera/forma que…), emplean en general el modo indicativo: Llegaré tarde, así que no puedo esperarte.
Pienso, luego existo. Hay que terminar en una hora, conque tenemos que correr.
Sin embargo, cuando la oración consecutiva está introducida por un nexo del
tipo de ahí/aquí que, se emplea
mayoritariamente el modo subjuntivo: Sus
primas no vinieron a su boda; de ahí que se enfadara con ellas. Este territorio
fue colonizado por los franceses, de aquí que sus habitantes hablen francés. Las
oraciones finales (introducidas por para que, que, a que, a fin de que, con
objeto de que, de forma que…) utilizan siempre modo subjuntivo: Me invitaron para que conociera a Alba. Ven
que te peine. Iremos a que nos devuelva el paraguas. Por último, las
oraciones condicionales
(introducidas por si, pero también
por a condición de que, a no ser que,
como, con que, con tal que, siempre que…) se construyen en subjuntivo o
indicativo dependiendo de la conjunción o locución conjuntiva escogida. La más
común, la conjunción si, admite,
según el contexto, ambos modos, indicativo y subjuntivo (Si me llamas, voy. Si me llamaras, iría. Si me hubieras llamado,
habría ido), mientras que las restantes imponen el subjuntivo, sea en
enunciados afirmativos o negativos: Te
acompañaré a condición de que me esperes. Todo se soluciona con tal que
tengamos salud. Habría ido a la playa contigo siempre que no hubiera llovido.
Nos despedirán a no ser que cumplamos los objetivos. Es suficiente con que nos
pongamos de acuerdo en eso. Como me toque la lotería, me compro un avión.
Volvamos ahora al titular
de periódico citado al comienzo, «Eduardo Mendoza lamenta que la situación catalana “es un lío que por
fuerza tiene que acabar mal”». Para analizarlo, hay que tener en cuenta ante
todo dos supuestos: 1) El verbo lamenta de
la oración principal impone modo subjuntivo en el verbo de la oración
subordinada sustantiva. 2) Las comillas indican que se trata de una cita
textual. ¿Por qué se ha usado, entonces,
un modo indicativo que no parece desafinar a la vista (o al oído) si no se presta
atención? La doble subordinación, esto es, el hecho de que se sucedan las
oraciones introducidas por que, y las
comillas de estilo directo explican que se haya diluido la percepción acerca de
la necesidad del modo subjuntivo. Sin embargo, la redacción es muy mejorable.
Una opción, en estilo directo estricto, sería: «Eduardo Mendoza lamenta sobre
la situación catalana: “Es un lío que por fuerza tiene que acabar mal”». Otra posibilidad, elidiendo dos verbos
introductores, sería: «Eduardo Mendoza, sobre la situación catalana: “Un lío
que por fuerza tiene que acabar mal”». Mucho
peor redacción por la repetición cacofónica de que sería una corrección para adecuar a la gramática normativa y el
estilo indirecto el titular tal como se ha compuesto: «Eduardo Mendoza lamenta
que la situación catalana sea “un lío
que por fuerza tiene [tenga] que acabar mal”».
Termino con un epitafio en latín que aparece
en antiguas tumbas romanas, tanto abreviado como en palabras completas (a veces
separadas con punto, tal como se fue imponiendo en la scriptura continua a fin de marcar los límites entre ellas y
facilitar la lectura): Te rogo
praeteriens dicas sit tibi terra levis. Traducido a nuestra lengua,
significa, con dos espléndidos subjuntivos: «Paseante, te ruego que digas: La
tierra te sea leve».
La lengua destrabada
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