Cuando nos ponemos a escribir, por muy pensado que tengamos el argumento, surge siempre alguna duda, bien sea de morfología, de sintaxis o de ortotipografía, que debemos resolver. Por eso, conviene hacerse con una selección de libros de consulta que se convertirán en nuestros mejores aliados. Y cuanto más usemos esos libros, más querremos saber y más los necesitaremos.
Estos que describo a continuación son mis imprescindibles.
Gramáticas
Asociación de Academias de la Lengua Española, Nueva gramática de la lengua española, vol. 1, Morfología y sintaxis; vol. 2, Sintaxis, Madrid, Espasa Libros, 2009.
Así comienza:
«La Gramática […] nos hace ver el maravilloso artificio de la lengua, enseñándonos de qué partes consta, sus nombres, definiciones, y oficios, y como se juntan y enlazan para formar el texido de la oración.» Estas exactas palabras pertenecen al prólogo de la primera gramática académica publicada en 1771. En los casi dos siglos y medio transcurridos desde entonces, la Real Academia Española ha publicado numerosas ediciones de su Gramática en las que se ha esforzado en analizar este «maravilloso artificio».
La Nueva Gramática de la RAE fija la norma del español para todo el ámbito de hispanohablantes, aunque su lectura puede resultar ardua para quienes carezcan de los suficientes conocimientos lingüísticos. En ese caso, tal vez resulte preferible
Álex Grijelmo, La gramática descomplicada, Madrid, Taurus, 2006.
En su introducción, declara:
Los médicos se dedican a averiguara por qué late el corazón; y los gramáticos interpretan las razones de que exista el modo subjuntivo. Ambos fenómenos de la evolución humana los usamos cada día sin gobernarlos, pero en la explicación de su funcionamiento descubriremos nuestra forma de vivir y nuestra manera de pensar.
La palabra «descomplicada» empleada en el título no aparece en el Diccionario de la RAE, pero es común en algunos países latinoamericanos como Colombia. Con su uso, Grijelmo pretende establecer la idea rectora de su libro: devolver a lo sencillo lo que siempre se ha tenido por complicado. Y, sí, su gramática es sencilla, a veces en exceso, pero sirve de introducción a la materia.
Si, por el contrario, este libro sabe a poco y se quiere ahondar en conceptos y reflexiones históricas, entre las numerosas gramáticas que he ido reuniendo a lo largo de los años, destaco dos cuya relectura nunca me deja indiferente:
Rafael Seco, Manual de gramática española (revisado y ampliado por Manuel Seco), undécima edición, segunda reimpresión, Madrid, Aguilar, 1990.
Las sucesivas ediciones de esta gramática desde su publicación en la década de 1930 atestiguan su mérito y vigencia. En el prólogo, escrito por Manuel Seco, se afirma, citando a W. Porzig:
«De la misma manera que el hombre ingenuo califica de vacía una vasija llena de aire, porque este se encuentra naturalmente en todas partes, así tampoco puede ver el lenguaje como un problema, puesto que es él la base natural de su propio pensar y, por tanto, del problematizar mismo» […]. Un hombre que ha leído mucho poseerá un notable conocimiento teórico de la lengua, que aumentará su potencial lingüístico; esta es la razón de que pueda haber excelentes escritores que no han estudiado gramática en su vida. En cambio, una persona iletrada no tendrá en su poder sino unos pocos teoremas del lenguaje, que, por la cortedad de horizontes, aplicará unas veces bien y otras mal. De la existencia de traiga deduce la de haiga y vaiga; de la existencia de juego deduce la de juegar. Tanto el hombre culto como el inculto aplican el mismo principio de analogía; pero el uno lo hace con fundamento suficiente, y el otro, no.
Por eso, conviene leer mucho y además estudiar gramática.
Y last but no least, porque a mi entender es una de las joyas de la gramática,
Andrés Bello, Gramática de la lengua castellana, Madrid, EDAF, 1984.
Su título original fue Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos y se publicó en Santiago de Chile en 1847. En el prólogo, Bello (filósofo, poeta, traductor, filólogo, ensayista, educador, político y jurista venezolano de la época prerrepublicana de la Capitanía General de Venezuela, considerado uno de los principales humanistas de América) afirma que no tiene la pretensión de escribir para los castellanos, que sus lecciones «se dirigen a mis hermanos, los habitantes de Hispanoamérica», porque juzga importante «la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes». Según Amado Alonso, su postura se debe a que temía el rechazo de los gramáticos peninsulares, a la vez que rechazaba el arraigado casticismo del que hacían gala las gramáticas ibéricas. Transcurrido más de siglo y medio desde su publicación, la gramática de Bello mantiene la actualidad y se sigue empleando incluso para la enseñanza del español como lengua extranjera. Quizá también le debamos a Bello parte de la cohesión del español en los dos continentes hermanados por la lengua común.
Añado en este apartado, aunque no es una gramática, sino solo parte de ella,
Real Academia Española, Ortografía de la lengua española, edición revisada por las Academias de la Lengua Española, Madrid, Espasa, 2010.
Sustituye la edición previa de 1999 y ha suscitado revuelto entre los gramáticos y estudiosos por los cambios que introduce, con los que no todos están de acuerdo, y por el corto tiempo transcurrido (diez años) desde la edición previa. Se puede consultar en Internet.
Diccionarios
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición, Madrid, Espasa, 2001.
Su uso es obligado y, aunque se tengan una o varias ediciones en casa, conviene consultarlo en la red, pues la Real Academia lo actualiza con cierta periodicidad, cinco veces desde su aparición impresa en 2001; la más reciente, para introducir términos como gayumbos, sociata, blog, bloguero, chat y friki.
Manuel Seco y Gabino Ramos, Diccionario del español actual, 2 vols., Madrid, Aguilar, 1999.
Es el primer diccionario español que recoge el vocabulario de la segunda mitad del siglo XX basándose en documentación real y presentando cada acepción de una palabra con testimonios auténticos del uso escrito de la lengua española. Resulta muy valioso en especial para conocer el significado de vocablos o expresiones que no aparecen en el Diccionario de la RAE.
María Moliner, Diccionario de uso del español, 2 vols., Madrid, Gredos, 1981.
Esta impresionante obra de erudición lingüística aúna en su interior varios diccionarios. En su presentación, Moliner afirma: «La denominación “de uso” aplicada a este diccionario significa que constituye un instrumento para guiar en el uso del español [...] trayendo a la mano del usuario todos los recursos de que el idioma dispone para nombrar una cosa, para expresar una idea con la máxima precisión o para realizar verbalmente cualquier acto expresivo». Es un diccionario de sinónimos, palabras afines y referencias, presenta indicaciones gramaticales para resolver dudas sobre construcciones y abundantes ejemplos para cada definición; también es un diccionario etimológico que añade además nombres científicos de animales y plantas, expresiones pluriverbales, aclaraciones gramaticales y artículos con desarrollo gramatical.
Existen tres ediciones, la primera de 1966 (con varias reediciones; la mía es de 1981) donde se sigue la estructura original de la autora, y las palabras aparecen en orden alfabético, pero también agrupadas bajo una familia las que comparten una misma raíz. La editorial Gredos, que tenía los derechos de edición, decidió en 1998 actualizar el diccionario, ordenando alfabéticamente las palabras y modificando muchos significados. Estos cambios no contribuyeron a mejorar la ingente obra y molestaron a los herederos de María Moliner, que quisieron retirar la edición recurriendo a los tribunales. Al parecer, no han logrado su objetivo. En 2007 salió una nueva edición actualizada, que tampoco sigue el diseño original de Moliner. De esta última hay versión en Internet y también en CD.
La primera edición es la mejor, pero solo se puede encontrar impresa en librerías de viejo. Las actualizaciones posteriores han empobrecido la labor de Moliner. Su magnífico diccionario no necesita actualizaciones, para eso está el de la Real Academia y varios otros. Los que lo consultamos buscamos en él su criterio en los aspectos que ningún otro diccionario aborda, por eso la primera edición sin mutilar es la más valiosa.
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Santillana Ediciones Generales, 2005.
Según se establece en la presentación, el objetivo de este diccionario es «resolver, con comodidad y prontitud, los miles de dudas concretas que asaltan a los hablantes en su manejo cotidiano del idioma y donde las Academias pudiesen, al mismo tiempo, adelantarse a ofrecer recomendaciones sobre los procesos que está experimentando el español en este momento». Su carácter panhispánico está determinado por el contenido, que recoge las variantes regionales, y por sus autores, las veintidós Academias que han colaborado en su elaboración. Recoge aspectos fonográficos, morfológicos, sintácticos y lexicosemánticos de la lengua, pero no es exhaustivo.
Manuel Seco, Nuevo diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa Libros, 2011.
Conocido entre sus innumerables seguidores como el Seco, lleva más de cincuenta años reeditándose y añadiendo contenido cada vez mejor. Resuelve todo tipo de dudas de manera clara y concisa, razonando las explicaciones. Seco, académico desde 1980, ha sido uno de los críticos de la nueva Ortografía de la lengua española de la RAE. En su nuevo Diccionario, le reprocha que «siembre la confusión» con la supresión de tildes en palabras como guion, hui o fie con el argumento de que son monosílabos. Se queja de que «en algunos aspectos, la Academia se toma una libertad discutible y discutida», y de que «las normas se introdujeron sin consultar a los académicos, lo hizo una comisión», añadiendo que aunque luego lo tuvieron que suscribir todos, él es inocente. Existe edición digital.
Guías y manuales de estilo
Manuel Casado, El castellano actual. Usos y normas, Pamplona, Eunsa, 1988; décima edición actualizada, 2012.
Este ameno librito ofrece una amplia relación de cuestiones idiomáticas que afectan al uso que hacemos de la lengua a diario: normas de acentuación y puntuación, formación del plural, problemas que plantea el uso de los pronombres, los numerales, el verbo, las preposiciones y la sintaxis de la oración. Es una excelente guía idiomática para resolver dudas y dificultades.
Esta obra, al igual que el completo Diccionario de tipografía y del libro (Madrid, Paraninfo, 1974), que sigue siendo útil aunque ha quedado anticuado en algunos aspectos porque no se ha actualizado, va dirigida a escritores y redactores en general como una ayuda que cubre todos los pasos de la redacción y presentación de un texto. La amplia erudición de Martínez de Sousa abarca todas las particularidades del texto escrito y resuelve cualquier duda ortotipográfica o sintáctica.
Ramón Sol, Manual práctico de estilo, Barcelona, Urano, 1992.
A pesar de los años transcurridos desde su primera edición, las pautas que ofrece esta obra siguen siendo útiles para todos los que deseen escribir un libro o artículo, o incluso presentar una tesis. Aborda los temas básicos de la ortotipografía y también explica cuestiones de estilo y lenguaje.
Leonardo Gómez Torrego, Nuevo manual de español correcto, t. 1, Acentuación, puntuación, ortografía, pronunciación; t. 2, Morfología y sintaxis, estilo y léxico, Madrid, Arco Libros, 2002 y 2003.
Actualización del conocido Manual de español correcto (publicado en 1989, con ediciones posteriores), esta extensa obra ofrece una mayor aportación gramatical descriptiva, así como análisis y comentarios de más fenómenos normativos. Recoge, además, los cambios normativos de la RAE. Hay en él abundante reflexión gramatical, y aclara y comenta muchas incorrecciones del español. Está dirigida a nativos y a extranjeros, pues dedica sobradas páginas a cuestiones de norma que afectan exclusivamente a quienes aprenden el español como segunda lengua.
Además, pueden encontrarse en el mercado libros de estilo de distintos periódicos y medios de comunicación. Los más conocidos son los de El País, ABC y RTVE, pero tienen el inconveniente de incluir normas de la casa que no son universales ni aplicables en otros ámbitos.
Termino citando a la Fundación del Español Urgente, Fundéu, que es una fuente muy valiosa para consultas en red de todo tipo de dudas o problemas referentes a la lengua española.
Termino citando a la Fundación del Español Urgente, Fundéu, que es una fuente muy valiosa para consultas en red de todo tipo de dudas o problemas referentes a la lengua española.
Muy buena bibliografía para pertrecharse y superar las ofensas y dislates contra la lengua española.
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