Desde que, años atrás, hicimos el descenso del Sella, nuestras vacaciones
familiares en el norte de España incluyen todos los veranos el descenso en
canoa de algún río. Esta vez, en la segunda quincena de agosto, elegimos la
ruta de 24 kilómetros del Cares bajo y el Deva medio y bajo hasta su llegada a Unquera.
El Cares es un río de montaña que nace en León, en el sur de los Picos
de Europa, y corre por Asturias hasta afluir en el río Deva casi a la altura de
Panes, la capital del concejo asturiano de Peñamellera Baja. Una vez unidos, el
río Deva prosigue su curso descendente por la ancha vega de Siejo-Panes, llega
al Pozo de Loja y se va estrechando y ensanchando a medida que discurre entre frondosos
valles, vegas y pasos angostos hasta llegar a su desembocadura en la ría de
Tina Mayor, entre los pueblos de Bustio (Asturias) y Unquera (Cantabria).
Las abundantes lluvias de los meses pasados han aumentado el cauce de
los ríos de la vertiente cantábrica y acelerado la corriente de sus rápidos.
Por este motivo, cuando contratamos el descenso con la empresa Canoas Río Deva ―cuya
sede está en Unquera―, pedimos un guía para el tramo del Cares. La ruta comenzó
con el desplazamiento en una furgoneta de la empresa hasta un punto del término
de Niserias (Asturias) donde, cruzando la carretera, bajamos una pequeña pendiente
con las canoas para echarlas al río Cares. Íbamos de dos en dos con el guía
delante, siguiendo sus instrucciones para navegar los rápidos. Pronto
aprendimos a «leer» el río, a prever lo que nos encontraríamos, y disfrutamos
del espectacular recorrido sin ningún contratiempo.
Al comienzo del tramo, el
Cares discurre encajonado entre paredes elevadas, repletas de vegetación, y más
adelante se va abriendo poco a poco hasta confluir con el Deva. Diversos
puentes salvan el río, entre ellos, el llamado de Rodrigueru o La Puente Vieyu.
Nos impresionó la belleza del paisaje, la soledad ―pues éramos los únicos en
navegar por el río― y las aguas cristalinas de color averdosado, que permiten avistar
con nitidez truchas, salmones y reos. No conseguimos ver nutrias, pero sí
cormoranes, garzas y muchísimos patos, que amerizaban sin miedo a nuestro lado.
Hubo que hacer una parada técnica para vaciar de agua las canoas tras surcar
algunos rápidos. Ninguna canoa volcó.
Al llegar a la confluencia con el río Deva, hicimos la segunda parada
del recorrido y despedimos a Juli, nuestro experto y amable guía. Este río
tiene menos rápidos pero buen caudal de
aguas transparentes que facilita la navegación, aunque en ciertos tramos se
debe prestar atención a los árboles hundidos con los que es fácil chocar o
enredarse. Existen numerosas playas de cantos en las que descansar, tomar un
baño o aprovechar para sacar fotografías al espléndido paisaje. Como es el
segundo río con más descensos en canoas de la vertiente atlántica, su cauce
está más concurrido, aunque sin llegar jamás
a las aglomeraciones del Sella. Hay muchas más canoas en el agua por la mañana
que por la tarde, con lo cual, cuando nosotros alcanzamos el Deva, casi estaba
vacío. Llegamos a Unquera algo cansados pero satisfechos. Fue una navegación
perfecta en un día soleado que terminó con la subida de las canoas y la entrega
del material en la sede de la empresa.
Comenzamos la actividad a las 11 de la
mañana y acabamos pasadas las seis de la tarde. El próximo verano tal vez probemos, con la
misma empresa, el rafting o balsismo, esto es, la actividad
deportiva consistente en descender en balsa por aguas rápidas.
C/ San Felipe Neri, 8
39560 Unquera - Cantabria
Latitud: 43.373755 | Longitud: -4.518528
Teléf. 633
310 660
info@canoasriodeva.com
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