miércoles, 31 de octubre de 2018

Viajar por Perú



Viajar por Perú
Por fin hemos podido realizar un viaje planeado en incontables ocasiones a lo largo del tiempo, pero siempre pospuesto por azares que surgían de improviso para malograrlo. A comienzos de este mes de octubre, volamos a Lima, la capital de Perú. Un momento: ¿Perú o el Perú?
Las dos escrituras, con artículo o sin él, son posibles. Valentín García Yebra  (Teoría y práctica de la traducción: II, 447) expuso esta particularidad ―compartida en la actualidad por otros países e incluso continentes― del siguiente modo:

El español, en la época de gran influjo francés, anteponía el artículo a muchos nombres de países que hoy no lo llevan: «la Francia», «la Alemania», «la Italia», «la Turquía», «la China»; hoy conservan aún el artículo bastantes nombres de países, sobre todo americanos, pero con tendencia a perderlo: (el) Canadá, (los) Estados Unidos, (el) Uruguay, (el) Ecuador, y, con más firmeza, El Salvador, La Guayana, y algunos países asiáticos: la india, el Tíbet, el Japón (este algo vacilante), o africanos: el Congo, el Camerún. 
 
Sin duda, es imperativo incluir el artículo (con mayúscula inicial) en aquellos topónimos en los que forma parte del nombre propio ―como ocurre con El Salvador, La Rioja o La Meca en nuestros tiempos―, y frecuente, utilizarlo cuando los países lo tienen en su nombre oficial: República del Perú, República del Ecuador o República del Congo, por ejemplo. Además, son la costumbre, el uso literario o la preferencia (¿estética?) de quien escribe los que determinan que se opte por el África o África; el Líbano o Líbano; la India o India.


Plaza de Armas, Lima
Pero volvamos al Perú, país situado en el oeste de América del Sur, cuyo territorio, por simplificar, se podría dividir en tres regiones naturales: la extensa costa del Pacífico; la elevada sierra o región andina, y la selva tropical o región amazónica. Descuella ante todo por contarse entre los  países con mayor diversidad biológica y más abundantes recursos minerales. La lengua más hablada es el español, pero también se utilizan y enseñan en las escuelas, según las zonas, otras lenguas nativas como el quechua o el aimara. Son muchos los atractivos que ofrece a quien lo visita: sitios arqueológicos, poblados altiplánicos, ciudades coloniales, asombrosos escenarios naturales, flora y fauna autóctonas, una cocina exquisita…  Pero Perú no había entrado en mi imaginación ni en mis planes de viaje por nada de esto. Lo había hecho, durante mis ya lejanos años de estudios universitarios, por motivos  literarios.

Puente de los Suspiros, Barranco
Entonces, en mi juventud  soñadora y melancólica, descubrí a los cronistas de Indias, al Inca Garcilaso de la Vega, a Clorinda Matto de Turner y, sobre todo, a Ciro Alegría, César Vallejo, José María Arguedas y Mario Vargas Llosa. Con ellos me había adentrado en la grandiosa geografía del territorio, las culturas precolombinas y las vicisitudes de  indios, mestizos y mujeres; había subido a la sierra y bajado a la costa, transitado por la selva y sumido en las minas; había escuchado la música orquestada por ríos, vientos, árboles, insectos o pájaros, y los múltiples sonidos que acompasaban la rutina diaria, desde el tintineo de los cubiertos al repique de las campanas o la descarga de las armas: «¿Quién puede ser capaz de señalar los límites que median entre lo heroico y el hielo de la gran tristeza? Con una música de estas puede el hombre llorar hasta consumirse, hasta desaparecer, pero podría igualmente luchar contra una legión de cóndores y de leones o contra los monstruos que se dice habitan en el fondo de los lagos de altura y en las faldas llenas de sombras de las montañas» (José María Arguedas, Los ríos profundos: 236).

Al fondo, Casa de la Literatura Peruana
En Lima nos hospedamos en el distrito vargasllosiano de Miraflores, por el cual callejeamos, visitamos parques y jardines, y paseamos por el alto malecón hasta llegar al Puente de los Suspiros en Barranco que hizo famoso Chabuca Granda. La capital es extensa e imposible de recorrer a pie. Como no dispone de un buen servicio público de transportes, el tráfico es endemoniado y para llegar al centro histórico, nos recomendaron tomar un taxi. Pero hay que tener cuidado: cualquier ciudadano puede dedicarse a ese negocio en sus horas libres y ninguno lleva taxímetro, motivo por el cual es necesario concertar el precio de la carrera antes de subir al automóvil elegido. No es prudente además parar taxis por la calle. Nosotros los tomábamos siempre de las paradas que hay delante de los hoteles.

La Plaza de Armas, delimitada por los edificios del Palacio de Gobierno, la catedral, la iglesia del Sagrario, el Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal y el Club de la Unión, es el principal espacio público de la capital. Su nombre es sinónimo de ‘plaza mayor’, pero hace alusión al hecho de que en toda la América hispana, al ser construidas dichas plazas durante la colonia, se preveía su utilización como punto de reunión obligado en caso de ataque, por lo cual, además de los edificios públicos principales, había en ellas arsenales para la defensa. En la actualidad, en la hermosa Plaza de Armas limeña, dentro del atrio del Palacio de Gobierno, se realiza a diario, a las 11:45, una vistosa ceremonia de cambio de guardia que incluye un concierto de la banda militar con piezas marciales clásicas y otras  más sorprendentes, como El cóndor pasa, partes del Carmina Burana o algunas otras piezas que suenan a música popular.

Plaza de Armas de Arequipa
Todas las ciudades y pueblos importantes que visitamos conservan espaciosas y cuidadas plazas de armas donde se reúne la gente a hablar o descansar en sus bancos. Nos gustaron sobre todo la de Arequipa, con su enorme catedral en el lado norte,  y la de Cuzco, con soportales que recuerdan los de muchas plazas mayores españolas.

«Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?». Así comienza Conversación en la catedral,  la novela cumbre de Vargas Llosa y uno de los hitos de la literatura en lengua castellana. Mientras ascendíamos en autobús por el Valle interandino del Colca y empecé a sentir los estragos de la altura, se me vino a la cabeza esa pregunta: ¿En qué momento se había jodido el Perú? El país gana cuando se contempla la grandiosidad de su geografía, de su naturaleza, cuando se deja atrás la pobreza que se agolpa en calles y más calles polvorientas de casas a medio construir en los suburbios de las ciudades.

Valle del Colca, desde el Mirador de la Cruz del Cóndor
El Valle del Colca impresiona con sus paisajes montañosos de pendientes a tramos pronunciadas y a tramos suaves, aterrazadas, con sus pastos y cultivos, sus bofedales, sus láminas de agua y los rebaños de vicuñas, alpacas y llamas. Hay aguas termales, géiseres y volcanes que lanzan fumarolas. Desde la zona del Mirador de la Cruz del Cóndor, avistamos abundantes cóndores posados y aguardamos pacientes a que las corrientes térmicas ascendentes de aire cálido fueran propicias para observar su vuelo majestuoso. Nos habían informado de que es el ave voladora más grande y pesada del planeta; la que tiene mayores alas y vuela a una altura superior. Como se alimenta de animales muertos, los lugareños arrojan despojos a su hábitat del cañón para que no lo abandonen.

Písac
A pesar de que al mal de altura se había sumado una diarrea del viajero ―tal vez por la ingesta continuada de hojas secas de coca para combatirlo―, el cenit del itinerario llegó cuando alcanzamos el Valle Sagrado, situado a las orillas del río Urubamba. Su clima es templado, la altura no es tan elevada y alberga numerosos sitios arqueológicos y poblaciones de gran interés: Chinchero, Písac, Urubamba y, sobre todo, Ollantaytambo, con su imponente fortaleza en la montaña. Desde la estación de Ollantaytambo sale el tren que lleva a Aguascalientes, donde dormimos, arrullados por las aguas del río, antes de visitar al día siguiente Machu Picchu.

Llovía cuando tomamos el autobús para ascender por la estrecha carretera de ripio que conduce hasta una de las nuevas siete maravillas del mundo, situada en la Cordillera Central de los Andes peruanos. Había bruma en las quebradas, y la fila de visitantes, cubiertos con capas de lluvia y algunos paraguas, serpenteaba ruinas arriba, tomando fotos donde los guías indicaban dentro de su explicación más o menos erudita. La zona arqueológica forma parte del Santuario Histórico de Machu Picchu, que en sus más de 32 000 hectáreas protege diversas especies biológicas en peligro de extinción y varios sitios incaicos, de los cuales Machu Picchu es el principal.

Ascendiendo por Machu Picchu
Nos contaron que la quebrada de Picchu, a medio camino entre los Andes y la selva amazónica, había sido ocupada por agricultores de las regiones de Vilcabamba y el Valle Sagrado que necesitaban extender sus cultivos. A grandes rasgos, el sitio se divide en dos zonas: la dedicada a la agricultura, en la que se aprecian multitud de terrazas de cultivo, y la urbana, donde se encuentran las ruinas de edificaciones destinadas a las actividades civiles y religiosas. A pesar de lo que nos contaron guías noveleros, parece que nunca fue una «ciudad perdida» ni un refugio secreto. Pero es cierto que su importancia decayó con el curso de la historia y la irrupción de los españoles. 

El profesor de historia estadounidense Hiram Bingham fue quien, en 1911, «redescubrió» el sitio, guiado por hacendados locales, y debe reconocérsele el mérito de haber sabido apreciar su importancia. Además, constituyó un equipo multidisciplinario para estudiar el sitio y divulgó sus resultados al mundo. La fama de Machu Picchu, rodeado de misterio, comenzó a crecer. En la actualidad, es casi imposible visitar el lugar si no se concierta con mucha antelación un tour guiado. Los visitantes diarios que llegan a Aguascalientes están tasados y se debe elegir un horario para ascender a las ruinas: de 6 a 12 de la mañana o de 12 a 6 de la tarde. Los billetes del tren y del autobús son nominativos y, si se pierden,  no es posible ingresar. 

Si hubiera sido la esposa de Lot, me habría convertido en estatua de sal, pues cuando el guía nos comunicó que debíamos marcharnos porque se acababa el tiempo, me recuerdo girándome una y otra vez en el camino de descenso para contemplar ese lugar mágico que tal vez no vuelva a visitar nunca más en mi vida. Merece la pena.

Plaza de Armas de Cuzco
Mientras esto escribo, de vuelta entre mis cosas y libre por fin de los males que me han aquejado largos días, voy repasando recuerdos, agrandándolos, hermoseándolos, como hacían los cronistas de Indias para convencer a sus señores y soberanos castellanos de que habían encontrado territorios extraordinarios. Yo doy fe de que lo son: me deleito con la memoria de impresiones, olores y sabores: cacao, nueces pecanas, maíz, palta, papas, chirimoyas, granadillas… Probamos el chupe de camarones, el ají de gallina, la canilla de alpaca, los suspiros limeños, y los alfajores y antojitos arequipeños. Nos hizo un tiempo cambiante, ahora frío, ahora calor; en algunos lugares, clima seco que cortaba los labios; en otros, húmedo que aleonaba la melena. Llovió y salió el sol. Escuchamos truenos mezclados con cohetes; los niños de un colegio nos pidieron autógrafos por el mero gusto de coleccionar firmas curiosas; dimos de comer a alpacas y llamas; pudimos machacar una grana cochinilla para extraer el tinte púrpura de su interior. Y en todas partes encontramos personas amables que nos facilitaron la estancia.

Realizamos todas las excursiones con Viajes Pacífico, cuyo personal demostró una gran profesionalidad en todo momento.









Referencias bibliográficas
Arguedas, José María (1971): Los ríos profundos, Buenos Aires: Losada.
García Yebra, Valentín (1989): Teoría y práctica de la traducción, 2 ts., Madrid: Gredos.
Vargas Llosa, Mario (1981): Conversación en la catedral, Barcelona: Seix Barral.


La lengua destrabada

Si te interesan los asuntos de lengua y escritura, te invito a leer La lengua destrabada. Manual de escritura, publicado por Marcial Pons (Madrid, 2017). Clica en este enlace para entrar en la página de la editorial, donde encontrarás la presentación del libro y este pdf, que recoge las páginas preliminares, el índice y la introducción completa.  

  











4 comentarios:

  1. Querida Carmen:
    Como siempre es un deleite leerte. En efecto, visitar Machu Picchu es el sueño de muchos, yo entre ellos. Me alegra que hayas, por fin, puesto tus pies en ese suelo mágico. ¡Qué mejor regalo de cumpleaños para mí! ¡Gracias! Algún día disfrutaré el sueño peruano, pero hoy me siento agradecida por tu vívido relato.
    Una brazo.

    Patricia

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, Patricia. Espero que pronto también tú cumplas tu sueño.

      Un abrazo.

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  2. Excelente guía para viajar por Perú.

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