martes, 12 de diciembre de 2017

Caminando entre libros: un paseo aleatorio por la FIL 2017


No habían parado de advertírnoslo y, pese a ello, cuando llegué por primera vez a la explanada de entrada, provista del gafete que me acreditaba como invitada especial y me abría paso entre la multitud, me sobrecogió el enorme tamaño de la Feria del Libro de Guadalajara (México). Este año 2017, Madrid era la invitada de honor durante el encuentro literario más trascendente del mundo de habla hispana y había elegido como presentación  el sugerente lema «Ganarás la luz», que es el título de un poemario donde León Felipe, poeta de la Generación del 27 exiliado en México, sintetiza su obra: «He escrito en las sombras. Con una simple musiquilla de retreta alguna vez, pero abriendo bien las puertas y las ventanas para que entre el  milagro a caballo del sol» (Ganarás la luz, Madrid, Visor, 1981, p. 165). En la ceremonia de inauguración de la Feria, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, además de señalar la vocación de acogida de la ciudad, habló de la importancia de los libros para ganar esa luz y del papel de México en nuestros años oscuros para seguir publicando y hacernos llegar aquellos textos que en la malhadada piel de toro estaban prohibidos bajo la dictadura. El pabellón redondo, todo blanco por dentro, exponía lo que Madrid puede ofrecer a quien quiera visitarla e invitaba a conversar… Pero aunque situado en lugar privilegiado para ser encontrado a primera vista, como un faro, el pabellón madrileño se me antojó una ligera gota de lluvia en un mar de letras, poblado por editoriales grandes y chiquitas, venidas de cualquier lugar del globo.

Se comentaba que recorrían las avenidas y calles de la Feria los buscadores de talentos, entablando negociaciones que harían visibles a futuros escritores bestsellers y long sellers, o volverían ricos a editores sacrificados. No obstante, eso no es lo más significativo de un acontecimiento editorial portentoso que viene repitiéndose año tras año: lo que de verdad cuenta y asombra es que un bien tan antiguo, el libro de hojas pasajeras al que tantas veces se ha dado por muerto, sea capaz de congregar a su alrededor multitudes semejantes. ¿Serían ávidas lectoras todas las personas de diferentes edades y condiciones que paseaban, se encontraban, conversaban, asistían a presentaciones y formaban colas para firmas de autores, conocidos y por conocer, un día tras otro mientras duró la Feria?

Mi editorial ocupaba el puesto M-24, y allí asistí el primer día de mi llegada, cuando la Feria todavía no estaba abierta al público en general, a la apertura de las cajas, enviadas desde Madrid, que contenían los ejemplares de La lengua destrabada. Manual de escritura. Colocados en sus estantes y montones, como la inmensa cantidad de libros ―millones y millones― expuestos en la Feria, percibí claramente el milagro que supondría conseguir que cualquiera de ellos se vendiera y acabara en unas manos interesadas, lectoras.  Porque un libro no está completo hasta que no es leído. Eso lo sabemos bien los que nos dedicamos a este oficio.

Es tan inmensa la Feria y tanto lo que se puede hacer, que desde el comienzo recomiendan estudiar el extenso programa y fijar una agenda de imprescindibles. Yo lo intenté, pero me perdí demasiadas oportunidades porque coincidían en horario o yo tenía actividades propias que desarrollar. Como bienvenida, asistí a la función de un balé folclórico espléndido en un auditorio oloroso a la madera que lo adorna perteneciente a la Universidad de Guadalajara. En los días sucesivos participé en mesas, reuniones, comidas y cócteles, todo perfectamente programado y desarrollado, en los que fui conociendo a escritores, académicos y estudiantes con los que compartí ideas y de los que aprendí cuanto fui capaz. Me hicieron el honor de presentar La lengua destrabada dos profesores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, Luz Eugenia Aguilar y Daniel Barragán: de su minuciosa lectura y sus comentarios, destaco ante todo su consideración de que se trata de un texto de carácter panhispánico que recoge las diversas variantes de la lengua común en la que tantos millones de personas a lo ancho del mundo nos entendemos, sea hablando o escribiendo.

He vuelto a casa con la maleta abultada de libros a los que no me pude resistir: cito de ellos el nuevo poemario de Carmen Villoro, titulado Liquidámbar (Mantis Editores), y una preciosa edición del Fondo de Cultura Económica de Mujer que sabe latín…, donde se reúnen artículos y ensayos de Rosario Castellanos dedicados a la mujer escritora. Los puntos suspensivos del título esconden el final de este refrán que tal vez se vaya olvidando: «ni encuentra marido ni llega a buen fin». También traigo de allende los mares una lista de pendientes por leer que espero conseguir aquende: libros de Margo Glantz, que se declara absolutamente autorreferencial; novelas mucho más que negras de Elmer Mendoza; y esas obras de Emmanuel Carrère, ganador este año del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, que al parecer son difíciles de encuadrar en un género literario porque mezclan novela y no ficción… 

Durante la presentación de La lengua destrabada, me dijeron la siguiente adivinanza: «El campo es blanco; la semilla, negra: dos ojos la miran y una mano la siembra». El campo blanco es la página; la semilla negra, la letra: la mano que la siembra es el escritor y los ojos que la miran son los del lector que terminan la tarea. Porque, como también señaló Daniel Barragán en su memorable comentario de La lengua destrabada, «leer es recoger con los ojos lo que la mano siembra». Una labor compartida.

Ojalá los buenos libros sigan siendo la semilla que nos alimente. Ojalá la FIL siga siendo su exitoso escaparate por muchos años.  






Enlaces

Presentación  en el marco de la FIL de La lengua destrabada. Manual de escritura  (Marcial Pons, 2017)

Vídeo en Facebook: Respuesta a la presentación de La lengua destrabada. Manual de escritura

Prolegómenos, índice e introducción de La lengua destrabada. Manual de escritura

Página Web de Marcial Pons




2 comentarios:

  1. Gracias por compartir tu experiencia en la Feria del Libro de Guadalajara, y mucho éxito para 'La lengua destrabada'. Me lo he pedido para estas fiestas.

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  2. Gracias a ti, Manuel. Felices fiestas. Espero que La lengua destrabada te resulte ameno y útil.

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