lunes, 2 de septiembre de 2019

Rafting por el alto Ebro


Rafting por el alto Ebro
El pasado mes de agosto, nuestras vacaciones familiares en Cantabria incluyeron un inolvidable día de rafting o balsismo, esto es, de descenso en balsa neumática por las aguas ora rápidas, ora calmas del alto Ebro.

Como se trata de un río con suelta de agua controlada por presa durante el verano, su caudal está asegurado desde junio hasta finales de septiembre. Hay remansos de agua cristalina para nadar, seguidos de rápidos de gran desnivel en los que es necesario seguir a rajatabla las indicaciones del timonel de la balsa para conseguir romper las olas y cabalgar sobre ellas.

Rafting por el alto EbroLa empresa Cantabria Activa nos proporcionó el equipo completo necesario para la actividad deportiva: casco, traje de neopreno, escarpines, chaleco salvavidas y pala. Uno de sus monitores, antes de echar la balsa al agua, nos ofreció una explicación práctica sobre lo que nos podíamos encontrar durante el trayecto en el río y cómo debíamos reaccionar ante cada eventualidad. Tanto nos amedrentaron sus palabras que más de una estuvimos tentadas a renunciar a la travesía…

Pero no lo hicimos, viendo que en otras embarcaciones iban incluso niños. Después de un ligero guirigay hasta decidir en qué lugar se colocaba cada cual según su habilidad y condición física, comenzamos a palear siguiendo las instrucciones de nuestro timonel Borja, sentados en el borde de la balsa neumática, con un pie sujeto en un enganche del fondo y la otra pierna cruzada. Los tramos tranquilos nos permitieron apreciar la belleza del entono; los tramos de rápidos nos obligaron a demostrar nuestra fuerza y coordinación. Fue muy divertido e instructivo.

Rafting por el alto Ebro Durante el trayecto hubo varias paradas: unas para bañarse en aguas mansas; otras para arrojarse a la corriente espumosa del río y nadar con brío hasta alcanzar la orilla. Y nadie permaneció seco. Las olas rompían una y otra vez contra la balsa y nos atestaban de agua. Y los ejercicios de equilibrio de pie sobre los bordes de la balsa propuestos por el timonel Borja iban encaminados a que el menor descuido provocara la caída en tropel de su tripulación. Pero no había ningún peligro. Los chalecos salvavidas cumplen su función y se sale a flote enseguida. Luego, pescados gracias a esos mismos chalecos, se regresa sin dificultad a bordo.
   
La aventura duró toda la mañana: desde las diez, hora de reunión en las instalaciones de la empresa en Arroyo, hasta las dos de la tarde, momento en el que volvimos al mismo punto para cambiarnos y devolver el material. Fueron unas horas muy cortas. Repetiremos la experiencia sin lugar a dudas en cuanto nos sea posible.

     

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