CBD Parramatta desde el río |
Meses atrás, una revelación no por asumida menos
perturbadora provocó la aceleración de un proyecto acariciado desde hacía largo
tiempo. Gracias al tesón de mi pareja, conseguimos la invitación de una
universidad y una visa de trabajo. Preparamos las maletas y tras el
interminable viaje de más de un día, aquí estamos al fin, viviendo en Australia,
nuestra última frontera.
Parramatta es una próspera ciudad multicultural que crece a
24 kilómetros al oeste del central business district (CBD) de Sídney. El
río Parramatta, del que recibe su nombre, cruza la ciudad, y a sus orillas
florecen abundantes parques y corren agradables senderos para practicar
ciclismo y completar largas caminatas. Hasta tiene un muelle del que zarpan, en
mareas altas, ferris que hacen el trayecto de ida y vuelta al Circular Quay de
Sídney. Church Street, la principal calle comercial, conserva edificios bajos y
está repleta de lugares para comer y beber. La llegada de numerosos organismos
gubernamentales de Nueva Gales del Sur desde el año 2000 ha consolidado la
función de la ciudad como centro administrativo y ha cambiado su fisonomía con
la construcción de numerosos rascacielos de cristal y metal. Pero fuera del
centro las calles son tranquilas y arboladas. Abundan las casitas de estilo
semejante al californiano y los edificios de pocos pisos rodeados de jardines.
Señal de paso de cebra |
Está resultando fácil vivir en esta ciudad de curioso clima.
Es primavera, y en un mismo día tenemos más bien frío al levantarnos con el sol
antes de las seis de la mañana; después solemos pasar calor en torno al
mediodía y las temperaturas vuelven a caer cuando el sol inicia su descenso a
eso de las seis de la tarde. Pero también ha habido días de calima intensa y
humos con olor a madera quemada debido a los enormes incendios que asolan el
país. Nos asustaron los primeros avisos de la policía con megáfonos en la calle
y las sirenas sonando como chicharras incansables. Aquí están acostumbrados.
Parece que los incendios son constantes todos los años, y más ahora con el
cambio climático. La sequía pertinaz provoca que los hermosos bosques ardan
como yesca. La gente que vive cerca es advertida para que abandone su casa
cuando las llamas se acercan. Por suerte, ha habido algunas tormentas y parece
que se ha calmado la cosa, al menos en los alrededores de Sídney.
Flying foxes colgando del árbol |
Cuando llega el atardecer, los flying foxes, enormes
murciélagos con cara de oso que cuelgan como frutos de los árboles a las
orillas del río Parramatta, comienzan a desperezarse, a gritar y a revolotear
en busca de comida y agua. Los hemos visto lanzarse al río y volver a ascender,
planeando sobre nuestras cabezas. Es un espectáculo impresionante, y reconozco
temer que se me pose alguno encima y me tire del pelo con sus garras… Pero son
animales frugívoros que, según dicen, no tienen interés en nosotros. Tampoco
interesamos a las serpientes y lagartos que vemos inmóviles durante nuestros
paseos, ni a la multitud de pájaros que nos alegran con sus trinos o graznidos
estridentes. Hubo una masked lapwing (avefría militar) que sí nos atacó
nada más llegar mientras paseábamos por el campus de la universidad porque,
según nos explicaron después, nos consideró depredadores dispuestos a acabar
con la puesta de su nido, excavado en el césped.
Flying fox en vuelo |
Lo extraordinario de mudarse a vivir a otro continente es
que te obliga a romper la rutina, a permanecer alerta para efectuar cualquier
tarea, comprendidas las más cotidianas. No se puede dar nada por supuesto: incluso
situarse para subir o bajar escaleras mecánicas o mirar para cruzar una calle
es diferente: el izquierdo es el lado de circulación dominante en todos los
casos. Y los pasos de cebra están marcados con una señal de dos piernas
enfundadas en pantalones y en situación de avance. Los colegiales que los
cruzan van uniformados con colores alegres según la institución a la que
pertenezcan y todos llevan un sombrero de ala ancha para protegerse del sol. Apenas
hay edificios antiguos porque este país es muy joven. Los que quedan de la
colonia inglesa suelen ser museos o edificios gubernamentales protegidos. Los
antiguos hostales siguen recibiendo el nombre de hoteles, aunque ahora no alberguen huéspedes y sean una especie de pubs. Y hay carros metálicos de
supermercado abandonados por todas partes: calles, orillas del río, vías del
tren… Hasta en el portal de nuestro edificio hay un aviso escrito sobre la
prohibición de introducirlos en el garaje o los pasillos por ser una propiedad
privada y constituir un delito su apropiación o su abandono.
Church Street |
No hemos probado carne de canguro ni ningún alimento que
pueda considerarse peculiar más que el Vegemite, esa pasta oscura, amarga y
salada que se unta en tostadas como base sobre la que se añade otra cosa que la
haga soportable. No me ha gustado y no he repetido porque su alto contenido en
sodio la convierte en incomestible para una persona como yo que apenas tolera
la sal. Desayuno todos los días arándanos, mangos, kiwis, fresas, nectarinas,
melocotones y toda clase de fruta, que encuentro madura y sabrosa como la de mi
infancia y mis estancias latinoamericanas. Hay cocos de agua y hortalizas que
desconocíamos y vamos probando. En todos los lugares para comer te ofrecen agua del grifo gratis y te la sirven en abundancia. Como es una sociedad tan diversa, la comida y
las costumbres que la acompañan también lo son. Nos encanta irlas descubriendo
poco a poco, a menudo gracias a los anuncios y las series de televisión.
Embarcadero del ferry en el río Parramatta |
Por suerte, la lengua no ha sido un problema. Nos ha
resultado más fácil entender el inglés de esta zona que el neoyorquino, por
ejemplo. Es cierto que hay mucho slang y modismos, pero la gente es
amable y se esfuerza en darse a entender y en entendernos. Es una sociedad
acostumbrada a la inmigración y nadie te toma como extraño, como sí sucede en
otros lugares angloparlantes del planeta. Con todo, a veces sí es un reto
descubrir a qué palabra corresponde alguna de sus muchas abreviaciones: por
ejemplo, los avocados (aguacates) son avos; los kangaroos (canguros)
son los roos; el breakfast (desayuno) es el brekkie; la barbecue
(barbacoa) es la barbie; Aussi y Oz son Australia; Parramata
es Parra, y así sucesivamente. Hasta en los anuncios… McDonald’s se llama
Macca’s en Australia.
Parque natural del lago Parramatta |
Caminamos muchísimo porque no tenemos coche y solo
utilizamos los servicios públicos de transporte para largas distancias. Estamos
conociendo la espléndida bahía de Sídney navegando en sus ferris y vamos
viajando a los parques naturales más próximos en los eficientes trenes que
vertebran toda esta zona del país. Tenemos planeadas escapadas a lugares más
distantes y todavía nos queda mucho por descubrir en los meses próximos que
pasaremos en estas estimulantes antípodas de España, que nos obligan a repensar
y cuestionar día a día lo aprendido y sus consecuencias.
La lengua destrabada
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Bienvenida Cármen. Yo también vivo en Sídney, y voy a menudo a Parramatta :)
ResponderEliminarCharles
Muchas gracias, Charles. Se me harán cortos los meses que viviremos aquí porque hay muchísimas cosas que conocer.
ResponderEliminarUn cordial saludo desde Parra.