jueves, 5 de noviembre de 2015

Ortografía (IV)

La división de las palabras

división de las palabras
Al escribir en español, cuando por motivos de espacio es necesario partir una palabra al final de la línea, se utiliza el guion (-) y se debe prestar especial atención a no separar las letras de una misma sílaba.

La sílaba es el grupo mínimo de sonidos con estructura interna que interviene en la formación de nuestras palabras. En español hay palabras monosílabas (fe; don; fue; mal), bisílabas (croar; bledo; marco; potro), trisílabas (tijeras; castillo; problema; contraluz) o polisílabas (periódico; manirroto; sintomatología; perdiguero). Toda sílaba posee un núcleo obligatorio, que siempre es una vocal, y un acompañamiento opcional, que recibe diversos nombres (márgenes; inicio; coda) y es consonántico (a-ma-po-la; or-ques-ta; i-lu-sión; bar-ba-co-a). Como se comprueba en los ejemplos anteriores, la sílaba puede constar de una sola letra (vocal) o de varias (vocales y consonantes).

Dentro de una sílaba, los diptongos y triptongos constituyen núcleos complejos. Los primeros son conjuntos de dos vocales inseparables abierta (a, e, o) y cerrada (i, u) o dos cerradas pertenecientes a la misma sílaba (mie-do; cui-dado; nue-vo; gua-pa); y los segundos, conjuntos de tres vocales inseparables dentro de una misma sílaba en combinaciones de dos vocales cerradas (i, u) con una abierta (a, e, o) que aparece siempre en el centro (buey; guau; miau). Pero también hay palabras en las que dos vocales que van seguidas no forman parte de la misma sílaba, sino de dos diferentes consecutivas: esta particularidad se denomina hiato y ocurre siempre que se trata de dos vocales abiertas, sean distintas (cre-ar; pe-ón; ro-er; pa-e-lla) o la misma (a-za-har; cre-er; pro-ve-er). También ocurre un hiato cuando se da la combinación de una vocal abierta átona con otra cerrada tónica o viceversa (ba-úl; dí-a; re-ís; e-va-lú-o; lí-o).

Recuérdese que las divisiones de las palabras efectuadas hasta ahora son silábicas. Las particiones ortográficas a final de una línea son algo más complejas y no siempre coincidentes con las silábicas. Las ortográficas se rigen por las limitaciones que se exponen a continuación:

·        Dos o más vocales seguidas, prescindiendo de que formen diptongo, triptongo o hiato, no se separan nunca (cau-sa; tuer-to; boa-to; averi-güéis; esta-bais).

·        Cuando se trata de palabras compuestas o con prefijos que se reconocen fácilmente, existen dos posibilidades: partir las palabras atendiendo a las sílabas (de-sarmar; ma-lintencionado; extraor-dinario; rom-pehielos; su-balmirante; noso-tros; vein-tiocho) o separando sus constituyentes (des-armar; mal-intencionado; extra-ordinario; rompe-hielos; sub-almirante; nos-otros; veinti-ocho).

·        Si la palabra lleva una h intercalada, se procederá como si no existiera dicha letra muda a efectos de la división (búho; almoha-da; al-bahaca; alhe-lí; cohe-cho; rehén). En el caso de palabras compuestas, se puede elegir partir o no la palabra por sus constituyentes (re-hacer o reha-cer; des-ahuciar o desahu-ciar; des-hielo o deshie-lo; infra-humano o infrahu-mano).

·        Nunca se escribirá una vocal sola al final de línea aunque constituya la primera sílaba de la palabra (ener-gía y no e-nergía; ana-coluto y no a-nacoluto). Sin embargo, cuando la vocal que forma la primera sílaba va precedida por una h, sí puede ocupar el final de la línea (hi-landera; he-rida; hu-mareda).

·        La letra x es indisociable de la vocal que la sigue, con la que forma sílaba (pró-ximo; Mé-xico). Si es una consonante la que va después, la x forma sílaba con la vocal anterior (ex-tranjero; ex-cursión). Adviértase, no obstante, que palabras como examen, axioma u oxígeno  no permiten más que la partición tras la segunda sílaba a final de línea, puesto que no puede quedar sola la primera sílaba vocálica (exa-men; axio-ma; oxí-geno).

·        Los dígrafos ch, ll y rr son indivisibles a final de línea porque representan un solo sonido (cabe-llo; vi-rrey; estu-che). Ahora bien, existe una salvedad: cuando la erre doble es resultado de anteponer a una palabra que comienza por r un prefijo o elemento compositivo que acaba por esa misma letra (ciber-; hiper-; inter-; super-), es posible partir dicha palabra dividiendo las erres (ciber-república; hiper-realismo; inter-regional; super-racional). Cuando la doble erre resulta de anteponer un prefijo o elemento compositivo a una palabra que comienza por r, debe mantenerse el dígrafo si se elige la partición por componentes (infra-rrojo; vice-rrector; para-rrayos; guarda-rraíl). No obstante, son muchos los que evitan partir la palabra de ese modo por motivos estrictamente estéticos.

·        Si una palabra contiene dos consonantes seguidas, cada una se junta con la vocal inmediata (can-ti-na; as-pec-to; ac-ción) y, por tanto, su partición se efectuará atendiendo a dichas sílabas. Sin embargo, cuando forman grupo, esto es, cuando la segunda consonante es l o r y la primera b, c, d, f, g, p, t, no cabe división porque siempre inician sílaba y forman un único sonido (ablan-dar; de-cla-mar; so-freír). La única excepción es la unión de br y bl cuando se produce al añadir un prefijo a otra palabra con significado independiente: puesto que en este caso cada consonante pertenece a una sílaba diferente, la división se efectúa por componentes (sub-rayar; ab-rogar; sub-lunar).

·        Cuando hay tres consonantes entre dos vocales, las dos primeras van con la vocal que las precede y la tercera con la siguiente, a no ser que  se trate de l o r, en cuyo caso las dos últimas se unen a la vocal que las sigue (cons-ti-tu-ción, in-tru-so, sim-ple). 

·        Si las consonantes son cuatro entre dos vocales, las dos primeras se agrupan con la vocal que las precede y las dos restantes con la siguiente (ins-tru-men-to; cons-truc-ción).

·        La secuencia consonántica tl admite en la actualidad dos pronunciaciones: la mayoría de los hispanohablantes europeos prefiere la división en dos sílabas (at-leta; At-lántico), mientras que los hispanohablantes mexicanos y de otras zonas de América Latina con influencia del náhuatl la consideran una sola (atle-ta; Atlán-tico). Ambas particiones están admitidas por las Academias de la Lengua.

·        En lo tocante a palabras extranjeras dentro de un texto escrito en español, no existe consenso. Se suele recomendar no dividirlas a final de línea a no ser que se conozcan las reglas al respecto de la lengua original, pero también hay quienes defienden que su partición debe atenerse a la normativa del español.

·        Las palabras compuestas que llevan guion solo deben partirse por él a final de línea (teórico-práctico; bomba-trampa; crédito-vivienda; ciudad-dormitorio). El Diccionario panhispánico de dudas sugiere repetir el guion a comienzo de la línea siguiente para señalar que no se trata solo del ortográfico, pero resulta innecesario y antiestético. Es ajeno a nuestras normas tipográficas y no parece emplearse en la mayoría de los sellos editoriales.

·        No se dividen nunca en líneas diferentes abreviaturas ni siglas. La única excepción son los acrónimos que ya se han incorporado al lenguaje como nombres comunes o propios (lá-ser; ov-nis; ra-dar; Ren-fe; Unes-co; Inter-pol).

·        Las cifras y números, sean romanos o arábigos, deben escribirse completos en una misma línea junto al nombre al que se refieren (Felipe II; 230 000 euros y no Felipe / II; 230 000 / euros).

Además, en una composición tipográfica de textos cuidada, se ha de prestar atención a lo siguiente:

·        Debe evitarse partir las palabras de cuatro letras (como; dado; casa…), salvo en medidas de página muy cortas.

·        Se suprimirán en lo posible las divisiones de palabras por cuyo efecto queden a final o principio de línea dos sílabas iguales seguidas (que que-maba; se se-ñaló; miró las las-cas de piedra).

·        No son admisibles las particiones de palabras que den lugar a expresiones malsonantes (ano-dino; tubér-culo; Chi-cago; puta-tivo) ni las que puedan ocasionar malentendidos (es-timado por sus amigos).

·        Se evitarán más de tres divisiones de palabras seguidas a final de renglón y no se permitirán dos seguidas iguales.

·        Después de punto y seguido, se procurará que no quede a final de línea una sílaba inferior a tres letras, lo que incluye todas las vocales, así como la conjunción y, y palabras como el, la, lo, si, etc. (Iremos al cine. Me-rendaremos por ahí. Mejor: Iremos al cine. Meren-daremos por ahí).

·        La última línea de un párrafo ha de tener más de cinco letras (o caracteres), aparte del signo de puntuación que corresponda. En tipografía clásica, se denomina línea ladrona a la inferior a dicho tamaño y, por lo general, se gana.

¿Para qué preocuparnos por la división de las palabras cuando, las más de las veces, escribimos con nuestro ordenador o computadora y el programa se encarga de eso sin esfuerzo? Muy sencillo: si no dominamos este aspecto de nuestra lengua, no detectaremos los errores y quedaremos a merced de lo que dicten programas que no siempre están diseñados para producir textos de calidad en español. Si no dominamos la partición de las palabras a final de línea, seremos incapaces de gestionar como se debe los espacios dentro de una página y surgirán las omnipresentes calles  o ríos que tanto afean una composición y la señalan como poco profesional. Pero de esto y mucho más hablaremos en otra entrada, dedicada a la composición para impresión, ya sea como  documento PDF  o en papel.


La lengua destrabada
Si te interesan los asuntos de lengua y escritura, te invito a leer La lengua destrabada. Manual de escritura, publicado por Marcial Pons (Madrid, 2017). Clica en este enlace para entrar en la página de la editorial, donde encontrarás la presentación del libro y este pdf, que recoge las páginas preliminares, el índice y la introducción completa.  

  








No hay comentarios:

Publicar un comentario