La
tercera acepción del verbo elidir que
registra el Diccionario de la lengua
española académico es la siguiente: «Suprimir algún elemento lingüístico
del discurso, sin contradicción con las reglas gramaticales; p. ej., Juan estudia matemáticas y su hermano
(estudia) química». Los sustantivos que se corresponden con este verbo son elipsis y elisión; los adjetivos,
elidido/a y elíptico/a. Este
último adjetivo también puede corresponderse con el sustantivo elipse y, por tanto, significar
«perteneciente o relativo a la elipse; de forma de elipse o parecido a ella».
El gramático y humanista Francisco Sánchez de las Brozas, conocido
como El Brocense, fue el primero en la tradición occidental en estudiar la
elipsis como un recurso gramatical propio y en desarrollar una teoría completa
al respecto. En 1587 propuso la siguiente definición: «la elipsis es la falta
de una palabra o de varias en una construcción correcta» (Minerva, IV, 1, Madrid: Cátedra,
1976). La extensa gama de construcciones que presentan fenómenos de elipsis comparten
un mismo objetivo: evitar o reducir la redundancia mediante dicho mecanismo: El discurso del presidente fue más largo que
el [discurso] tuyo. Andrés vendrá a comer, pero Ana no sabe a qué hora
[vendrá]. Aunque nadie ha visto a Luis, todos piensan que [Luis] irá a la fiesta.
Clara
tiene mal carácter, pero Ernesto [tiene] todavía peor. Aunque existen algunos fallos, no sabemos cuáles [fallos].
No hay ningún signo de puntuación propio de la elisión,
salvo la coma, cuyo uso está restringido a indicar la ausencia del verbo en
determinadas circunstancias que se enumeran a continuación:
· Separar en la escritura el sujeto de los complementos
verbales, marcando el lugar de un verbo tácito o sobrentendido: Las madres y sus acompañantes, por la puerta
de la derecha. Cinco por cinco,
veinticinco. Tu discurso, excelente.
· En construcciones con un paralelismo sintáctico exacto, coordinadas
mediante y, ni y pero, señalar la elisión del verbo, e incluso alguno de sus
complementos, en la segunda oración: Mis
hijas estudiaron en Londres, y sus primas, en Chicago. Una de las concursantes
tocaba la guitarra a la perfección, pero la otra, solo regular. Ni el profesor
de latín sabía enseñarnos esa lengua, ni el de matemáticas, qué hacer con los
números. A Isabel le gusta terminar la comida con un helado, y a Helena, con
una fruta.
· En refranes o dichos bimembres que presentan una estructura
sujeto-predicado pero carecen de un verbo conjugado en forma personal, marcar
el lugar que le correspondería: De tal
palo, tal astilla. Aceituna, una. Arreboles al oriente, agua amaneciente. Año
de nieves, año de bienes.
· En titulares de prensa y eslóganes publicitarios, indicar
la posición del verbo tácito o sobrentendido: La selección femenina de fútbol, de visita oficial en Brasil. Murcia,
ciudad abierta. Nadal, victoria
incuestionable. Museo del Prado, arte en movimiento. El tiempo presente,
pasado o futuro del verbo tácito vendrá dado por el contexto lógico.
No obstante
lo expuesto, debe tenerse presente que existen determinados enunciados, por lo
general breves, carentes de verbo de manera natural, por lo cual no precisan ni
admiten que se escriba coma de elisión o elíptica en ningún lugar: ¿Nueva presidenta en la empresa? ¡California
en llamas! Prohibido el consumo de anabolizantes. Juntas contra la violencia de
género. Ocurre sobre todo en preguntas retóricas, enunciados exclamativos,
titulares, pies de fotos, eslóganes, lemas, títulos de obras artísticas y
similares: Diez muertos por accidente de
coche. La reina Letizia con la nobleza británica. ¡A la cárcel con él!
Además, la
coma de elisión verbal en construcciones paralelas no siempre es necesaria. En construcciones simples puede
omitirse si su ausencia no oscurece el sentido: Laura viajó a París y Alberto a Londres. Deben comunicar a la dirección
quiénes piensan tomar las vacaciones en verano y quiénes en otoño. Yo podría
encargarme de las ensaladas y tú de los aperitivos. Clara regaló a Inés una orquídea y Ana a Eva una azucena. A
veces, la escritura o no de coma de elisión se convierte en una cuestión de
estilo, incluso en titulares de periódico: La
ministra de Educación, antes de subir al avión, o bien: La ministra de Educación antes de subir al
avión. Pero, con cierta frecuencia, la elección de la puntuación incide en
el significado que se trasmite: Envía un
ramo de rosas; si no lo encuentras, de claveles, frente a envía un ramo de rosas si no lo encuentras
de claveles.
En elipsis múltiples de construcciones paralelas en yuxtaposición,
la coma separadora se sustituye por punto y coma: Algunas tardes íbamos a la playa; otras, a pasear por el puerto. También
se escribe punto y coma como separación cuando los elementos de una enumeración
son largos o complejos, o incluyen puntuación interna: Laura sabe de vender vino; Isabel, de llevar las cuentas; Amanda, de
ampliar la clientela, y Luisa, de organizar la publicidad. Como se aprecia
en el ejemplo, la última oración coordinada con verbo elidido vuelve a
recuperar la coma enumerativa delante de la conjunción copulativa y, aunque también se considera correcto
continuar con punto y coma. A este respecto, es necesario recalcar que en
oraciones paralelas copulativas siempre es obligatorio escribir coma delante de
la conjunción y cuando se recurre a
la coma de elisión: En Barcelona,
elegimos un hotel en la Diagonal, y en Madrid, en la Castellana. No es
correcta la redacción siguiente, muy habitual: En
Barcelona, elegimos un hotel en la Diagonal y en Madrid, en la Castellana.
Consideremos ahora este texto: El milano negro, el alcaudón común, el papamoscas gris y la cigüeñuela real
son aves de paso. Y el martín pescador, el ánade real, el pájaro moscón y la
cigüeña blanca, especies sedentarias. Cada vez se extiende más el recurso
al punto y seguido en enumeraciones largas, en lugar del preceptivo punto y
coma, para separar la segunda estructura paralela coordinada con verbo elidido.
Puesto que en casos muy complejos de escritura sería una opción aceptable, no
cabría afirmar taxativamente que se trata de un uso indebido, pero sí que las
más de las veces da como resultado una redacción innecesaria y extraña.
Termino reiterando que la elipsis es el procedimiento gramatical
opuesto a la redundancia, y que ambas, con todas sus particularidades, tienen
mucho que decir sobre el estilo de quien escribe. Pero eso es harina de otro
costal, a cuyo cernido puede que dedique un espacio futuro.
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