Por fin hemos podido realizar un viaje planeado en incontables
ocasiones a lo largo del tiempo, pero siempre pospuesto por azares que surgían
de improviso para malograrlo. A comienzos de este mes de octubre, volamos a
Lima, la capital de Perú. Un momento: ¿Perú o el Perú?
Las dos escrituras, con artículo o sin él, son posibles. Valentín García
Yebra (Teoría y práctica de la traducción: II, 447) expuso esta
particularidad ―compartida en la actualidad por otros países e incluso
continentes― del siguiente modo:
El español, en la época de gran
influjo francés, anteponía el artículo a muchos nombres de países que hoy no lo
llevan: «la Francia», «la Alemania», «la Italia», «la Turquía», «la China»; hoy
conservan aún el artículo bastantes nombres de países, sobre todo americanos,
pero con tendencia a perderlo: (el) Canadá, (los) Estados Unidos, (el) Uruguay,
(el) Ecuador, y, con más firmeza, El Salvador, La Guayana, y algunos países
asiáticos: la india, el Tíbet, el Japón (este algo vacilante), o africanos: el
Congo, el Camerún.
Sin duda, es imperativo incluir el artículo (con mayúscula inicial) en
aquellos topónimos en los que forma parte del nombre propio ―como ocurre con El
Salvador, La Rioja o La Meca en nuestros tiempos―, y frecuente, utilizarlo
cuando los países lo tienen en su nombre oficial: República del Perú, República
del Ecuador o República del Congo, por ejemplo. Además, son la costumbre, el
uso literario o la preferencia (¿estética?) de quien escribe los que determinan
que se opte por el África o África; el Líbano o Líbano; la India o India.
Plaza de Armas, Lima |
Pero volvamos al Perú, país situado en el oeste de América del Sur,
cuyo territorio, por simplificar, se podría dividir en tres regiones naturales:
la extensa costa del Pacífico; la elevada sierra o región andina, y la selva tropical
o región amazónica. Descuella ante todo por contarse entre los países con mayor diversidad biológica y más
abundantes recursos minerales. La lengua más hablada es el español, pero
también se utilizan y enseñan en las escuelas, según las zonas, otras lenguas
nativas como el quechua o el aimara. Son muchos los atractivos que ofrece a
quien lo visita: sitios arqueológicos, poblados altiplánicos, ciudades
coloniales, asombrosos escenarios naturales, flora y fauna autóctonas, una
cocina exquisita… Pero Perú no había
entrado en mi imaginación ni en mis planes de viaje por nada de esto. Lo había
hecho, durante mis ya lejanos años de estudios universitarios, por motivos literarios.
Puente de los Suspiros, Barranco |
Entonces, en mi juventud soñadora
y melancólica, descubrí a los cronistas de Indias, al Inca Garcilaso de la
Vega, a Clorinda Matto de Turner y, sobre todo, a Ciro Alegría, César Vallejo, José
María Arguedas y Mario Vargas Llosa. Con ellos me había adentrado en la
grandiosa geografía del territorio, las culturas precolombinas y las
vicisitudes de indios, mestizos y
mujeres; había subido a la sierra y bajado a la costa, transitado por la selva
y sumido en las minas; había escuchado la música orquestada por ríos, vientos,
árboles, insectos o pájaros, y los múltiples sonidos que acompasaban la rutina
diaria, desde el tintineo de los cubiertos al repique de las campanas o la
descarga de las armas: «¿Quién puede ser capaz de señalar los límites que
median entre lo heroico y el hielo de la gran tristeza? Con una música de estas
puede el hombre llorar hasta consumirse, hasta desaparecer, pero podría
igualmente luchar contra una legión de cóndores y de leones o contra los
monstruos que se dice habitan en el fondo de los lagos de altura y en las
faldas llenas de sombras de las montañas» (José María Arguedas, Los ríos profundos: 236).
Al fondo, Casa de la Literatura Peruana |
La Plaza de Armas, delimitada por los edificios del Palacio de
Gobierno, la catedral, la iglesia del Sagrario, el Palacio Arzobispal, el
Palacio Municipal y el Club de la Unión, es el principal espacio público de la
capital. Su nombre es sinónimo de ‘plaza mayor’, pero hace alusión al hecho de
que en toda la América hispana, al ser construidas dichas plazas durante la
colonia, se preveía su utilización como punto de reunión obligado en caso de
ataque, por lo cual, además de los edificios públicos principales, había en
ellas arsenales para la defensa. En la actualidad, en la hermosa Plaza de Armas
limeña, dentro del atrio del Palacio de Gobierno, se realiza a diario, a las 11:45,
una vistosa ceremonia de cambio de guardia que incluye un concierto de la banda
militar con piezas marciales clásicas y otras
más sorprendentes, como El cóndor
pasa, partes del Carmina Burana o
algunas otras piezas que suenan a música popular.
Plaza de Armas de Arequipa |
Todas las ciudades y pueblos importantes que visitamos conservan
espaciosas y cuidadas plazas de armas donde se reúne la gente a hablar o
descansar en sus bancos. Nos gustaron sobre todo la de Arequipa, con su enorme
catedral en el lado norte, y la de
Cuzco, con soportales que recuerdan los de muchas plazas mayores españolas.
«Desde la puerta de La Crónica
Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y
descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el
mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?». Así comienza Conversación en la catedral, la novela cumbre de Vargas Llosa y uno de los
hitos de la literatura en lengua castellana. Mientras ascendíamos en autobús
por el Valle interandino del Colca y empecé a sentir los estragos de la altura,
se me vino a la cabeza esa pregunta: ¿En qué momento se había jodido el Perú? El
país gana cuando se contempla la grandiosidad de su geografía, de su naturaleza,
cuando se deja atrás la pobreza que se agolpa en calles y más calles
polvorientas de casas a medio construir en los suburbios de las ciudades.
Valle del Colca, desde el Mirador de la Cruz del Cóndor |
Písac |
Llovía cuando tomamos el autobús para ascender por la estrecha
carretera de ripio que conduce hasta una de las nuevas siete maravillas del
mundo, situada en la Cordillera Central de los Andes peruanos. Había bruma en
las quebradas, y la fila de visitantes, cubiertos con capas de lluvia y algunos
paraguas, serpenteaba ruinas arriba, tomando fotos donde los guías indicaban
dentro de su explicación más o menos erudita. La zona arqueológica forma parte
del Santuario Histórico de Machu Picchu, que en sus más de 32 000 hectáreas protege
diversas especies biológicas en peligro de extinción y varios sitios incaicos,
de los cuales Machu Picchu es el principal.
Ascendiendo por Machu Picchu |
El profesor de historia estadounidense Hiram Bingham fue quien, en 1911, «redescubrió» el sitio, guiado por hacendados locales, y debe reconocérsele el mérito de haber sabido apreciar su importancia. Además, constituyó un equipo multidisciplinario para estudiar el sitio y divulgó sus resultados al mundo. La fama de Machu Picchu, rodeado de misterio, comenzó a crecer. En la actualidad, es casi imposible visitar el lugar si no se concierta con mucha antelación un tour guiado. Los visitantes diarios que llegan a Aguascalientes están tasados y se debe elegir un horario para ascender a las ruinas: de 6 a 12 de la mañana o de 12 a 6 de la tarde. Los billetes del tren y del autobús son nominativos y, si se pierden, no es posible ingresar.
Plaza de Armas de Cuzco |
Realizamos todas las excursiones con Viajes Pacífico, cuyo personal
demostró una gran profesionalidad en todo momento.
Referencias bibliográficas
Arguedas, José María (1971): Los ríos profundos, Buenos Aires: Losada.
García Yebra, Valentín (1989): Teoría y práctica de la traducción, 2 ts., Madrid: Gredos.
Vargas Llosa, Mario (1981): Conversación en la catedral, Barcelona: Seix Barral.
La lengua destrabada
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