En el debate televisado que sostuvieron ayer (15 de mayo de 2017) Susana
Díaz, Patxi López y Pedro Sánchez en su pugna por hacerse con la Secretaría
General del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), hubo un comentario de la
andaluza Díaz que han recogido y repetido por su dureza casi todos los medios
de comunicación, audiovisuales y escritos. La cita literal es la siguiente: «Tu
problema no soy yo, Pedro. Tu problema eres tú. Y cuando la gente que te
acompaña, que ha trabajado cerca tuya, resulta que no se fía de ti, deberías
hacértelo ver».
Sí, realmente es un texto duro de escuchar y ver escrito para cualquier
amante de nuestra lengua común, pues denota graves carencias lingüísticas y,
como poco, un exacerbado sentido de la propiedad: Susana Díaz es la dueña de los
adverbios de localización espacial y, como ella es mujer, los posee en
femenino: cerca tuya. ¿Pretenderá
crear un nuevo lenguaje «políticamente correcto» a su uso y servicio?
La Nueva gramática de la lengua
española (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española, 2009: I, 1361) explica la tendencia creciente de utilizar posesivos plenos
con determinados adverbios de lugar como delante,
detrás, cerca, encima, debajo o enfrente
y recoge las tres pautas posibles de
expresión:
1. Adverbio más de más pronombre personal (cerca de ti).
2. Adverbio más posesivo tónico
masculino (cerca tuyo).
3. Adverbio más posesivo tónico
femenino (cerca tuya).
La pauta primera es la considerada óptima y la que comparte el español
culto común a todas las áreas hispanohablantes. La segunda pauta es propia de
la lengua coloquial y se sigue percibiendo como no recomendable por la mayoría
de los hablantes cultos, que jamás la escribirían. La tercera pauta es vulgar y
está muy desprestigiada, a la par que poco extendida, por suerte.
¿Qué motivo hay para hacer concertar a un adverbio, que por definición
es palabra invariable (esto es, sin género ni número), en masculino o femenino?
Probablemente, su confusión con sustantivos como lado, vera, expensas o costa:
a mi lado y al lado mío; a vuestra vera y a la vera vuestra; a su costa y a
costa suya. Sin embargo, no es posible decir en mi delante, luego tampoco, delante
mío; tu cerca, luego tampoco cerca tuyo;
vuestro detrás, luego tampoco detrás
vuestro, y así sucesivamente. Es de imaginar que quienes conciertan el
adverbio con el posesivo en femenino lo hacen atendiendo a su terminación: cerca tuya, detrás tuya (¿se diría, por
el mismo criterio, detrás tuyas puesto
que termina en /s/, marca habitual del
plural?). Y en lo tocante a delante o
enfrente, ¿cómo se concertaría, en
masculino o en femenino?
Asunto distinto lo constituye la palabra alrededor, que puede ser sustantivo con
el significado de ‘contorno’ (me gusta la
gente de mi alrededor) o adverbio,
con el significado de ‘en torno a algo’ o ‘por el perímetro de algo’ (miró alrededor) y también, precediendo a
cantidades y unido a la preposición de, ‘aproximadamente’
(había alrededor de treinta personas). Sea
sustantivo o adverbio, alrededor admite
su empleo seguido de un posesivo pleno porque en el primer supuesto, como
sustantivo, lo haría siempre y en el segundo, como adverbio, se justifica al
estar formado por la contracción de al (a más
el) seguida del sustantivo rededor, que significa ‘contorno’: miré a mi alrededor; miré alrededor mío y también, aunque más
raro, miré en mi rededor y miré en rededor mío.
Por lo que respecta a la
expresión hacértelo ver, que se va
extendiendo como la mala hierba al igual
que la variante hacértelo mirar, ¿qué
significa en realidad? ¿Que debo ir a un especialista para que me diagnostique
algún mal? ¿Que estoy mal de la cabeza? ¿Que debo reflexionar al respecto de
algo? Se mire por donde se mire, es un vulgarismo (¿tal vez un anglicismo?) que
denota simpleza y pobreza argumental, inapropiado en boca de una política que ocupa
un importante puesto de representación y, en su ambición desmedida, hasta aspira
a llegar a presidenta del gobierno.
Dicen que nuestros jóvenes actuales
pertenecen a las generaciones mejor preparadas de la historia. De ser así,
¿cómo van a aceptar ni votar a alguien que muestra tan escasa cultura lingüística, la base fundamental
para todo lo demás?
Bibliografía:
Real Academia
Española y Asociación de Academias
de la Lengua Española (2005),
Diccionario panhispánico de dudas, Madrid,
Santillana.
—— (2009), Nueva
gramática de la lengua española, 2 vols., Madrid, Espasa Libros.
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