Espejo de conjunciones |
Me levanté temprano. Fui en autobús al cementerio. Si usamos una conjunción coordinante copulativa, el resultado sería: Me levanté temprano y fui en autobús al cementerio.
A su vez, las conjunciones coordinantes se dividen en
Copulativas: y, e, ni, que
Como su nombre indica, estas conjunciones unen e igualan elementos y oraciones: No me gustan ni el fútbol ni el boxeo. Pedro es inteligente y sabe lo que quiere. ¿Sería posible escribir Pedro es inteligente y no sabe lo que quiere? Se podría, claro, pero el significado, según el contexto, pasaría a ser: Aunque Pedro es inteligente, no sabe lo que quiere o también Pedro es inteligente, pero no sabe lo que quiere. Las conjunciones genuinamente copulativas suelen enlazan elementos u oraciones todos afirmativos o todos negativos.
•Y es la conjunción
copulativa por excelencia. Suele preceder al último de varios elementos
coordinados: Duerme, come y se pasea. Sin
embargo, puede omitirse cuando a varios nombres les sucede otro que los abarca
a todos: el sol, la luna, las estrellas:
todo te daré. El proceso de coordinar expresiones sin conjunción se
denomina asíndeton y es frecuente en la lengua literaria, pero también en la
lengua coloquial: Desayunas fuerte,
picoteas toda la mañana, te vas a comer con el jefe, meriendas con tus amigas,
cenas con tu novio… ¿cómo no vas a engordar?
Por el contrario, el uso reiterado de la conjunción y ante cada miembro coordinado recibe el nombre de polisíndeton. Es un recurso enfático particularmente frecuente en la
literatura: ¿Cómo explicarle que le daba
miedo, que él también quería cultivar una milpa y subir a sacar chicle y
engancharse en los cafetales y casarse en el caserío y quedarse allí para
siempre?(Carmen Martínez Gimeno, El ala robada).
La expresión conjuntiva etcétera, a menudo abreviada como etc., significa y lo demás. La RAE admite ahora su duplicación: etcétera, etcétera, pero no puede ir
precedida de la conjunción copulativa y, y
se usa siempre tras el último componente de una serie coordinada, separada por
una coma: había sillas, sillones, sofás,
canapés, butacas, etcétera. También puede ser sustantivo y hasta llevar
adjetivos: escritoras como Carmen Grau,
Amelia Noguera, Mónica Rouanet, Pilar Alberdi, María José Moreno, Mercedes
Gallego y un largo etcétera.
• E es
la misma conjunción y que toma esta forma cuando precede a palabras que empiezan por
i o hi: Carmen e Isabel; madre e hija. Sin embargo, no ocurre el cambio
cuando la i es comienzo del diptongo hie-: matas y hierbas (no
Asimismo, se mantiene la forma y
cuando aparece al principio de un discurso: Y Isabel es todo lo contrario, callada, sumisa, casi una santa. O
también: Y Isidro le respondió: «Te estás
equivocando».
También se mantiene la y cuando
la conjunción comienza una interrogación: ¿Y
Inés, cuándo llega?
• Ni tiene una función
similar a y pero en oraciones
negativas. Aparece en forma simple si va
precedida por el adverbio de negación no:
No me gusta el vino ni la cerveza. Se duplica si los elementos que coordina
son los sujetos de la oración: Ni tú ni
yo iremos mañana. Y si colocamos el verbo delante, necesitaremos una triple
negación: No iremos mañana ni tú ni yo.
También se le puede dar un uso enfático muy expresivo: No eres tú lista ni nada.
• Que es conjunción copulativa cuando cumple la misma función que y: Son
galgos, que no podencos (y no
podencos). También tiene valor copulativo en expresiones como erre que erre; llora que llora.
A veces, en textos literarios, la conjunción que tiene sobre todo un valor intensificador: Pero cuando sus vecinos se dieron cuenta de que iba a alcanzar el
cielo, empezaron a hacerle encargos para sus difuntos, y cada uno le daba que
si un quesillo para mi mamá que se fue con las ganas de probarlo, que si un
sarape para mi papá para que no pase frío en esas estrellas que parecen de
hielo, que si unos dulces para mi hijita, pues tanto le gustaban… Y así, como
él todo lo aceptaba y a nadie le negó el favor, cuando se tiró, el peso de los
encargos no le dejó subir y se estrelló contra el suelo de la plaza. (Carmen
Martínez Gimeno, El ala robada).
Disyuntivas: o, u
Indican elección, opción o exclusión: O aceptas la propuesta o me voy de inmediato.
También puede tener valor
explicativo: Dijo que se las piraba o, lo
que es lo mismo, que se marchaba.
Toma la forma u ante una
palabra que comience por el sonido o: ¿Es
de oro u hojalata? Tendrá siete u ocho años. También cuando precede a una
cifra cuya lectura comience por o: 7 u 8
millones; 10 u 11 jugadores.
Cada vez es más frecuente el empleo de y/o, calcado del inglés and/or,
para expresar de manera resumida la posibilidad de elegir entre la suma o
la alternativa de dos opciones: Se
necesita modista de habla inglesa que sepa español y/o francés. ¿Realmente
es necesaria esta redacción? No. Se
necesita modista de habla inglesa que sepa español o francés expresaría lo
mismo. Y si se quieren las dos lenguas, no hay más que decirlo: Se necesita modista de habla inglesa que sepa español y francés. Más claro, el agua. Otro ejemplo, sacado de un
periódico: Un niño es maltratado cuando
es objeto de violencia física, psíquica y/o sexual. Si se hubiera escrito violencia física, psíquica o sexual, ¿no habrían quedado igualmente claras las violencias que sufre un niño maltratado?
En el mundo anglosajón la fórmula and/or
comenzó a florecer allá por los años treinta del siglo pasado y todavía
encuentra rechazo en muchos gramáticos, que aconsejan restringir su uso al
imprescindible. Nuestras Academias de la Lengua, en su Diccionario Panhispánico de dudas, también desaconsejan la fórmula y/o salvo en contextos muy técnicos en los
que resulte imprescindible para evitar ambigüedades, advirtiendo que si la
palabra siguiente comienza por o, debe
escribirse y/u.
Adversativas: pero, sino, mas, aunque
Señalan contraposición o contraste.
• Pero/sino: Con pero se pueden alternar oraciones afirmativas y negativas o
reiterarse: Fui al cine, pero no me gustó
la película. No fui pero no cobré. Por su parte, sino requiere
una negación en el primer término expuesto: No
fui yo sino mi hermano.
• Mas: Su uso está cada vez más restringido a la escritura, sobre todo literaria. Equivale a pero y siempre es átona. Es muy útil para evitar, si se quiere, la cacofonía que se produce cuando al lado de pero se colocan las preposiciones para o por: Se lo advertí mil veces, pero para Irene mis palabras no cuentan (mas para Irene…). Era una cuesta empinada, pero por ahí llegaríamos antes (mas por ahí...).
• Aunque tiene valor coordinante
adversativo cuando es sustituible por pero:
Eres buen jugador aunque miedoso. Este uso se está extendiendo en
detrimento de pero, para disgusto de
muchos gramáticos.
Distributivas: ora, bien, ya…Indican alternancia y han de repetirse ante cada uno de los elementos, que suelen ser dos pero también más: Nos tenía desconcertados su comportamiento, ora llorando desconsoladamente, ora riendo como una loca, ora tirándose de los pelos. El uso de ora es fundamentalmente literario. Bien tocando el piano, bien cantando, es un gran artista. Ya vengas en avión, ya en tren, no llegarás a tiempo.
Las conjunciones subordinantes
incluyen además locuciones conjuntivas, es decir, grupos formados por dos o más
palabras. Pueden ser
Completivas: que, si
Conectan una oración principal con otra que cumple las funciones de un
sustantivo (sujeto, complemento directo…): Le
pregunté si me querría siempre (complemento directo). Me gustaría que se casaran (sujeto).
Causales: porque, pues, que, como, puesto que, dado que, ya que…
Las conjunciones que, como y
pues solo son causales cuando
equivalen a porque: Explícamelo, que
quiero escucharte. Como quiero aprender, estudio. Estudio pues quiero aprender.
Finales: para que, a fin de que, con objeto de que, a que, que, por que, porque
Expresan en una oración subordinada la finalidad de la principal: Canta, hija, que vean lo bien que lo haces.
Cantó por que vieran sus aptitudes. O
también: Cantó porque vieran sus
aptitudes. Introducen siempre oraciones formadas por un infinitivo o un
verbo en modo subjuntivo.
Comparativas: como, más que, menos que, tanto
como…
Expresan una correlación o
comparación: Me embaucó como le vino en gana. Miente más que habla.
Concesivas: aunque, aun cuando, por más que,
a pesar de que, si bien, aun
La oración subordinada expresa
una dificultad para la realización de la principal: Aunque llegué tarde, me esperaron para comer. Por más que me lo
intento, no logro ser puntual. Aun siendo ingeniero no encuentra tabajo.
Consecutivas: que, luego, conque, así que, de manera que, por consiguiente, así pues…
El efecto de la oración
principal se concreta en la subordinada unida por la conjunción: Es tan inocente que se lo cree todo. Pienso,
luego existo. Mañana tienes que madrugar, conque acuéstate ya.
La conjunción conque (consecutiva
o ilativa), que siempre se escribe en
una sola palabra, no debe confundirse con el pronombre relativo que precedido de la preposición con: Estos son los profesores con que cuento
(con los que cuento). Tampoco ha de confundirse con la
preposición con, seguida de la
conjunción que, con que comienzan las
oraciones subordinadas sustantivas: Con
que decidamos un único objetivo bastará (en este caso siempre se puede
sustituir la secuencia por la preposición con
y el verbo en infinitivo: con
decidir…). Ni tampoco, por último, con la preposición con seguida por el pronombre interrogativo o exclamativo tónico qué: ¡Mira con qué viene ahora! No sabía con
qué palabras expresarle sus sentimientos.
Ilativas: así pues, así que, pues,
conque, ahora bien, es decir…
Expresan una ilación, explicación o consecuencia de lo ya enunciado: Te lo advertí a tiempo, conque ahora no te
enfades. Ya lo has conseguido, ¿verdad?, pues alegra esa cara. Madrid es una
ciudad de terrazas al aire libre, ahora bien, hay mucho ruido por las noches.
Adviértase que así pues se
escribe siempre sin coma entremedias. En el caso de así que, no se acepta así
es que ni, por supuesto, la vulgar
así es de que.
Condicionales: si, siempre que, como, cuando, a condición de que, con tal (de) que, a
no ser que, a menos que, de no,
mientras, en caso de que, en el supuesto de que…
Lo enunciado en la oración principal necesita que se cumpla lo
enunciado en la subordinada para hacerse realidad: Te ayudaré si me pagas. Como no te esfuerces, no lograrás aprender
inglés. A no ser que llueva, iremos a la playa. Mantendremos los planes
mientras no nieve. Con tal que no me dejes, hago lo que sea.
Adviértase que algunas de estas locuciones causales incluyen la
preposición de y otras no: a condición de que, en caso de que, en el
supuesto de que, pero a no ser que, a
menos que. Por su parte, con tal admite
construcción con de y sin ella: con tal que me quieras; con tal de que me
quieras.
Temporales: así que, cuando, tan pronto como, desde, para cuando, luego de que,
mientras, antes de que, hasta que, una vez que, en cuanto…
Establecen una relación de tiempo entre las oraciones: Para cuando deje de llover ya me habré
muerto. Luego de que hubieron comido, recogieron los manteles. Se enteró de lo
sucedido mientras esperaba a Juan. Así que llegaron, empezaron las peleas.
Locativas: donde, adonde
Establecen una relación de lugar entre las oraciones: Iré donde me digas.
Modales: como
La oración subordinada indica la manera en que sucede lo expresado en
la principal: Se hará como tú digas.
Como se ha podido observar, una misma conjunción o locución conjuntiva
subordinante puede expresar distintas relaciones de subordinación que a veces
no son fáciles de deslindar. Asimismo, en muchos casos los gramáticos no se
ponen de acuerdo sobre si formas como sin
embargo, cuando, mientras y otras más tienen carácter conjuntivo o
adverbial, y algunos las denominan adverbios conjuntivos. Sea como fuere, a
quienes escribimos esas disquisiciones eruditas nos importan menos que
comprender la función que cada palabra cumple en la oración, aprender los usos
que les podemos dar y conseguir sacar el mayor partido a las posibilidades que
se nos ofrecen. De eso, precisamente, trata la sintaxis.
La lengua destrabada
Si te interesan los asuntos de lengua y escritura, te invito a leer La lengua destrabada. Manual de escritura, publicado por Marcial Pons (Madrid, 2017). Clica en este enlace para entrar en la página de la editorial, donde encontrarás la presentación del libro y este pdf, que recoge las páginas preliminares, el índice y la introducción completa.
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